Todos los años desde 1992, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebra el Día Mundial del Agua, fecha coordinada por ONU Agua y que en cada ocasión colabora con crear conciencia sobre un problema específico relacionado con el agua, inspirando acciones para abordar la crisis hídrica y el saneamiento.
Sabemos que el acceso al agua potable es un derecho humano, y por eso existe una necesidad urgente de trabajar entre todos para proteger y conservar nuestro recurso más preciado. En esta ocasión, el Día del Agua gira en torno al concepto de “Agua para la Paz”, ya que cuando el agua es escasa, está contaminada, o cuando las personas tienen un acceso desigual o nulo, pueden aumentar las tensiones entre comunidades y países, lo que nos pone en riesgo inminente de conflictos y hasta guerras por este motivo.
En el mundo, son más de 3 mil millones las personas que dependen del agua que cruza sus propias fronteras nacionales, pero sin embargo, de 153 países que comparten ríos, lagos y acuíferos con sus vecinos, sólo 24 países informan que tienen acuerdos de cooperación para toda el agua que comparten. Entre países, la falta generalizada de cooperación transfronteriza sobre recursos hídricos compartidos plantea un riesgo para la calidad y cantidad de los suministros de agua y, por lo tanto, amenaza la estabilidad social e internacional.
Es por esto que el deber de utilizar el agua como herramienta para crear un mundo más pacífico y próspero para todos es una de las cruzadas de esta efeméride. El agua puede crear paz o provocar conflictos, y es por esto que la cooperación es fundamental para poder hacer frente a los desafíos compartidos. En este sentido, tomar acción por la crisis hídrica desde la colaboración y cooperación entre naciones es la única forma en que podremos mitigar los impactos de la falta de agua, unidos para proteger y conservar nuestro recurso más preciado. Al trabajar juntos para equilibrar los derechos humanos y las necesidades de todos, el agua puede ser una fuerza estabilizadora y un catalizador para el desarrollo sostenible.
Pero, desafortunadamente, también puede ser un fuerte punto de conflicto. Por ejemplo, cuando los intereses de diferentes grupos, incluidos estados y provincias, chocan y se perciben como irreconciliables, o cuando la cantidad y/o calidad del agua disminuye, lo que puede afectar la salud humana y de los ecosistemas. Los gravísimos efectos que podría tener el agua como trinchera de guerra incluyen su uso como medio de control y presión a la población, o los ataques a infraestructuras civiles, donde se incluyen los sistemas de agua, plantean graves riesgos para la salud y violan el derecho internacional humanitario.
Pero esto no tiene que ser así. El agua puede ser una herramienta para la paz, y así lo está entendiendo la población. No solo la cooperación pacífica en torno al agua –dentro de los países y entre ellos– puede allanar el camino para una cooperación pacífica en todos los sectores, sino que también juega un papel fundamental como fuerza estabilizadora y catalizador del desarrollo sostenible para las naciones, y nuestra misión como planeta es entender que el agua no es sólo un recurso que se puede utilizar y por el que se puede competir, sino que es un derecho humano, intrínseco a todos los aspectos de la vida.
De acuerdo con ONU Agua, algunos de los caminos para tomar acción por este tema son:
- A nivel local y nacional, los diferentes usuarios del agua –en particular los servicios públicos de agua y saneamiento, la energía, los alimentos y la industria– deben cooperar a través de un enfoque de gestión integrada de los recursos hídricos y promover una economía circular que cumpla con los derechos humanos de las personas.
- A nivel de cuenca, los países deberían desarrollar acuerdos y establecer instituciones para gestionar pacíficamente los recursos hídricos que cruzan fronteras internacionales.
- Los gobiernos deberían cooperar en aguas transfronterizas de forma bilateral, regional o global, por ejemplo mediante la firma y la implementación de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Agua y la Convención sobre los Cursos de Agua.
- La cooperación en materia de agua crea un efecto dominó positivo. Trabajar juntos en materia de agua a través de fronteras y sectores acelerará el progreso en todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible, mejorará la seguridad alimentaria, mantendrá medios de vida y ecosistemas saludables, ayudará a desarrollar la resiliencia al cambio climático, contribuirá a la reducción del riesgo de desastres, proporcionará energía renovable, apoyará a las ciudades y la industria. y fomentar la integración y la paz regionales.