Este domingo 4 de febrero se celebra el Día Mundial en Contra del Cáncer, esta efeméride fue instaurada en el año 2000 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) y la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC). ¿La razón? La intención de aumentar la concienciación y avanzar en la prevención y control de esta enfermedad.
¿Qué es el cáncer?
Normalmente, las células humanas se forman y se multiplican para generar células nuevas a medida que el cuerpo las necesita, pero hay veces en que esto no sucede. El cáncer es una enfermedad en que células con alteraciones se multiplican sin control, lo que hace que se formen tumores que, de no tratarse, pueden propagarse por todo el cuerpo y causar la muerte.
“Se trata de un crecimiento desorganizado y no armónico de una célula que se réplica de forma constante y que, en este proceso, va dañando todo a su paso”, explica Tomás Merino, médico cirujano UC que se especializó en la Radio-Oncología en la misma universidad y realizó un Fellowship clínico en el servicio de Radioterapia de la Universidad de Toronto de Canadá.
En este sentido, el cáncer es una enfermedad que constituye una prioridad en la salud pública a nivel mundial y nacional. No sólo porque puede afectar a las personas durante todo el curso de su vida, sino también porque constituye la segunda causa de muerte a nivel mundial y la primera causa de muerte en Chile según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud del 2023 (OMS) y del Instituto Nacional de Estadísticas del 2019 (INE).
Cáncer en Chile: la principal causa de muerte del país
De acuerdo a estos datos, y respecto a la enfermedad, se realizan cerca de 60 mil diagnósticos al año en Chile, entre los cuales más de 28 mil terminan en muertes. Es decir, cerca de la mitad de los diagnosticados mueren. Esto significa que 72 personas fallecen a diario por esta patología, específicamente tres por hora. De estas defunciones, al menos una muerte sucede sin un diagnóstico oportuno o sin haber accedido a un tratamiento.
Respecto al panorama país, existen voluntades para mejorar. En agosto del 2020, por ejemplo, el expresidente de la República, Sebastián Piñera, promulgó la Ley Nacional del Cáncer. Legislación que se inspiró en el Dr. Claudio Mora, exacadémico de la Facultad de Medicina de la Universidad Andrés Bello, oncólogo y jefe del servicio de cirugía en el Hospital El Pino de San Bernardo, que falleció a los 45 años de cáncer.
La Ley 21 mil 258, o la Ley Nacional del Cáncer, busca hacerse cargo del problema, estableciendo un marco para la planificación, desarrollo y ejecución de políticas públicas, destinadas a prevenir el aumento de la incidencia del cáncer. Además, busca asegurar un tratamiento oportuno y de calidad a los pacientes oncológicos.
Aun así, los datos de la primera Encuesta de Percepción sobre el Cáncer revelaron que el 76% de las y los pacientes que sufren esta enfermedad dicen "no ser escuchados y sentirse marginados por el Estado al momento de definir políticas públicas" para tratar esta patología.
“Mi impresión es que Chile iba bien orientado hacia una prioridad mayor con el tema del cáncer. Especialmente con todo el movimiento ciudadano que se generó en torno a la Ley del Cáncer. Yo trabajé como asesor ministerial por ese tiempo, también trabajé en el Departamento de Manejo integral del Cáncer y otros Tumores, y me queda la sensación de que en ese escenario se metió el tema del estallido social y la pandemia, lo que hizo que perdiéramos el impulso”, indica Tomás Merino.
El médico cirujano hace referencia a los proyectos que se establecieron a partir de la Ley, que son regulados por el Plan Nacional del Cáncer. Según dice el experto, la mayoría de los proyectos se han retrasado: “construcciones de hospitales que quedaron relegadas, centros de cánceres que ya debieran estar en operación, la implementación de screening de cáncer cervical por el virus papiloma humano en todos los centros médicos del país y la integración de nuevos mamógrafos”.
Los avances de estos objetivos, según indica la misma Ley del Cáncer, deberían estar a disponibilidad en la página web del Minsal. Al momento de escribir esta nota no se encuentra a disposición el detalle de los avances del Plan Nacional del Cáncer del 2023 y no se menciona nada en el informe del 2022 respecto a los proyectos señalados por Merino.
En este sentido, la Encuesta de Percepción sobre el Cáncer arroja resultados que parecen evidentes con estos antecedentes, el 91,3% de los consultados considera que las políticas públicas para tratar el cáncer "no se ajustan ni dan respuesta a sus necesidades". Pero para ver el panorama completo hay que recordar los avances respecto a la enfermedad a través de la historia.
La historia de los avances de los tratamientos en contra del cáncer
Los esfuerzos para comprender y tratar la patología vienen de años atrás, iniciando en el 400 A.C., cuando Hipócrates, considerado uno de los padres de la medicina occidental, le dio un nombre a la enfermedad. Sólo en el siglo XVII, más de dos mil años después, se comenzó a comprender la naturaleza del cáncer y algunos de sus vínculos causales.
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Posteriormente, en noviembre de 1895, el profesor de física alemán Wilhelm Röntgen descubrió los rayos X. En cuestión de meses, los hospitales de todo el mundo comenzaron a utilizar el aparato de imágenes para realizar diagnósticos. Quienes lo utilizaron descubrieron que la radiación causada por estos rayos podía tratar varias afecciones cutáneas
Luego, durante el siglo XX, junto con la cirugía y la radioterapia, se desarrollaron los primeros medicamentos en contra del cáncer, dando paso a los primeros avances en la quimioterapia. Hoy, la cirugía, la radiación y la quimioterapia siguen siendo las principales armas para combatir el cáncer. Tratamientos que han generado avances, al igual que las políticas públicas anteriormente mencionadas, pero que parecen no ser suficientes.
GES
Actualmente, lo que mejor funciona respecto al tratamiento del cáncer en Chile gira en torno a las Garantías Explícitas en Salud (GES), que constituyen un conjunto de beneficios garantizados por Ley para las personas afiliadas a Fonasa y a las Isapres.
“El sistema GES da prioridad y una oportunidad a los pacientes para acceder a tratamientos de cáncer, ya que fuerzan al sistema público a dar respuesta en un plazo, y cuando eso no se cumple, se deriva al sistema privado. Desde el punto de vista de una política pública, el GES es tal vez lo único que se ha mantenido para el acceso a tratamientos de cánceres”, detalla Merino.
El futuro del cáncer: la prevención y la genética
Por otro lado, las energías de los expertos, y del mundo, están puestas en la optimización de las herramientas actuales y en los estudios de carácter genético. Respecto al desarrollo de los instrumentos que se usan hoy en día, Merino destaca el uso de inteligencia artificial para hacer análisis más exactos de las radiografías y las mejoras de estas imágenes gracias a los progresos que se han generado en las máquinas de rayos X.
Respecto a las investigaciones, gracias a ellas sabemos que existen tipos de cáncer altamente diferenciados y que los efectos sobre cada paciente son distintos. En respuesta a esto, los investigadores están desarrollando un conjunto de tratamientos capaces de atacar con mayor precisión cada tumor específico, pero también para prevenir el desarrollo de estos a través de estudios de herencia genética.
“La herencia genética refiere a todo lo que uno hereda como variantes genéticas (...). ¿Por qué se relaciona con el cáncer? Porque en las células cancerígenas se acumulan muchas alteraciones genéticas, estamos hablando de mutaciones puntales, de mutaciones de trozos de ADN, de trozos de ADN que se multiplican o recombinaciones del mismo”, aclara Pilar Carvallo de Saint-Quentin, genetista chilena, experta en Biología Molecular y Genética Molecular Humana, además de PhD en Ciencias con mención en Biología en la Universidad de Chile.
En Chile existen varios expertos que se proponen enfrentar el problema que representa el cáncer desde esta mirada. Pilar Carvallo es una de ellos, de hecho, quien también cuenta con un postdoctorado del National Institutes of Health de Maryland, ha abordado el papel de la genética en la investigación del cáncer hace años, destacando la importancia de las variantes y mutaciones genéticas en el desarrollo de la enfermedad.
“A través de la lectura genómica se han detectado variantes genéticas específicas, que siempre ocurren al momento de desarrollar cánceres puntuales. Por ejemplo, en el tumor de colon siempre ocurre que en el receptor EGFR hay una mutación específica. Cuando se entendió esto se diseñaron fármacos para bloquear esa variante genética y de esa manera impedir que las células cancerígenas sigan creciendo”, comenta Carvallo.
El trabajo de Carvallo ha estado enfocado en estudios que concluyeron con el diseño de un kit para detectar mutaciones genéticas en los genes BRCA1 y BRCA2, los cuales están relacionados al cáncer de mama y al de ovario. En esta línea, destacan el carácter hereditario de ciertos tipos de cáncer, como los mencionados, pero no de todos los que existen.
Debido a lo anterior, este tipo de herramientas preventivas no han sido aplicadas en los aparatos públicos de Chile. Aun así, para Carvallo el camino a seguir está en implementar estas alternativas.
“El kit que desarrollamos lo ofrecimos al Ministerio, pero no hemos tenido respuesta. Si bien uno puede señalar que esta herramienta sólo funciona para dos genes particulares, estos son los genes más frecuentemente mutados en el cáncer de mama. Si podemos detectar aunque sea unas pocas pacientes, podemos hacer la prevención en la familia completa. Una mutación en un gen BRCA1 y BRCA2 indica entre un 55% y un 65% de probabilidades de desarrollar un cáncer de mama, y entre un 25% y un 35% de probabilidades de desarrollar un cáncer de ovario. Ese conocimiento es prevención y la prevención es vida”, dice Carvallo.
El médico cirujano de la Universidad Católica Tomás Merino, comparte la noción de la prevención, por ello señala que no hay que desistir con la idea de motivar a los jóvenes a cuidar los aspectos externos que pueden fomentar el desarrollo del cáncer. “Si queremos combatir estas enfermedades hay que potenciar el cuidado de lo físico y mental, evitar el consumo de tabaco y alcohol, y fomentar la vida sana para mejorar la salud general”, concluye Merino.