Un reciente estudio realizado por el académico Octavio Avendaño, de la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) de la Universidad de Chile, puso sobre la mesa un importante vacío legal respecto al uso de las aguas servidas tratadas en la cuenca del Maipo-Mapocho. Esta investigación destacó cómo esta indefinición genera disputas entre empresas sanitarias y agricultores, agravando la ya compleja crisis hídrica en la Región Metropolitana.
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¿Cuándo surgió el problema?
La problemática surgió en la década de los 90, cuando Chile enfrentó un brote de cólera que llevó al tratamiento obligatorio de aguas servidas. Hoy, con el desafío de la crisis hídrica, estas aguas recicladas representan una alternativa prometedora para diversos usos productivos y humanos. Sin embargo, la falta de claridad legal respecto a quién pertenecen estas aguas ha desencadenado conflictos entre diferentes actores.
Avendaño explica que, por un lado, las empresas sanitarias reclaman la propiedad sobre estas aguas por su rol en el tratamiento y abastecimiento, mientras que los agricultores sostienen tener derecho sobre ellas basándose en usos ancestrales y concesiones históricas de los canales desde el siglo XIX.
¿Quién debería resolver este conflicto?
Según el estudio, titulado "La conflictividad en el uso de las aguas servidas tratadas en la cuenca del Maipo-Mapocho", la legislación actual otorga argumentos válidos a ambas partes sin definir claramente la propiedad, dejando este asunto en un complejo limbo jurídico.
"La solución debería considerar un acceso equitativo para todos los actores involucrados, ya sea para fines productivos o consumo humano. No existe una restricción ni limitación al respecto en la ley actual, pero sí una tensión constante por el control y propiedad de estas aguas", señala Avendaño.
Necesidad de gobernanza colaborativa
El académico enfatiza la importancia de que las autoridades adopten una postura proactiva, generando iniciativas de diálogo y gobernanza colaborativa para enfrentar estas disputas, especialmente considerando la relevancia de los ríos Maipo y Mapocho para la vida de más de 8 millones de personas.
"La cooperación y diálogo entre todos los actores involucrados es esencial para asegurar un uso adecuado y sostenible del recurso hídrico, evitando que este tipo de conflictos se replique en otras cuencas del país como ya ocurre en regiones como el Maule", concluyó Avendaño.
Este estudio, más allá de poner en evidencia un problema, ofrece un punto de partida para encontrar soluciones justas y sustentables a largo plazo.