¿Qué pasa con tu celular cuando lo das de baja? Muchos terminan olvidados en un cajón o, peor aún, en la basura. Pero lo cierto es que dentro de ese pequeño dispositivo hay verdaderos tesoros: las baterías de litio contienen materiales valiosos que hoy podrían recuperarse gracias a la ciencia chilena.
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Uno de los principales impulsores de esta idea es Francisco Remonsellez, doctor en Ciencias Biológicas con mención en Microbiología por la Universidad de Chile e investigador de la Universidad de Antofagasta. Él propone usar microorganismos extremófilos para extraer minerales desde los residuos electrónicos. Estos microbios, capaces de vivir en condiciones donde ningún ser humano podría sobrevivir, se transforman en aliados clave para una minería urbana más limpia y eficiente.
¿Por qué no botar tu celular?
En 2019, el mundo generó más de 53 millones de toneladas de residuos electrónicos, pero solo el 17% fue reciclado adecuadamente. Un gran desafío si consideramos que países como Chile son protagonistas del mercado del litio, siendo el segundo productor más importante a nivel global.
Las baterías de litio modernas tienen una estructura compuesta por materiales como cobalto, níquel y manganeso, todos recuperables. Pero su proceso de extracción desde salares deja una huella ambiental de largo plazo. ¿La solución? Reutilizar lo que ya tenemos en vez de seguir extrayendo.
Minería urbana con microbios del desierto
Remonsellez trabaja con microbios extremófilos como el Exiguobacterium SH31, aislado de salares del norte de Chile. Estos microorganismos se utilizan en procesos como la biolixiviación y la biorecuperación, que permiten recuperar metales desde el polvo de cátodos de baterías desechadas.
Se trata de aplicar los principios de la economía circular: desarmar las baterías, separar sus componentes y usar bacterias para liberar los minerales. Todo, sin dañar el medioambiente y aprovechando las capacidades únicas de la biodiversidad chilena.
¿Y ahora qué?
El desafío es nacional y global. Pero también es una oportunidad: con ciencia, colaboración y conciencia, Chile puede liderar una revolución tecnológica sustentable, transformando desechos en recursos valiosos para un planeta más verde.