Cambio climático y cambio en los modelos de negocio
Carolina vende galones de gas, para ella el invierno es la mejor época del año, las ventas se alzan y se permite ahorrar para los estudios de sus hijos. Su marido Mauricio, vive de la cosecha de cerezas, para él la temporada alta es en verano en donde logra hacer lo suyo para aportar en los gastos de la casa. Para ambos el factor climático es clave en su negocio, un invierno frío es ventajoso para Carolina, pero quizás no para Mauricio.
Tanto Carolina como Mauricio son individuos de ficción, aún así sus historias se sienten más reales que nunca. Pues ellos, al igual que la gran mayoría de las personas que son parte de la industria laboral son susceptibles a inundaciones, sequías o temperaturas extremas. Circunstancias muy propias del cambio climático, que ponen en riesgo las ganancias que pueden generar.
En la gran escala industrial la incertidumbre que genera el calentamiento global es aún mayor. El tiempo es cada vez más difícil de predecir y un error puede significar pérdidas millonarias, la merma de centenares de productos y despidos significativos de personal. Está claro que todas las empresas, sean pequeñas, medianas o grandes se han visto afectadas por este escenario.
Apuestas climáticas, futuros climáticos
Ante la problemática una alternativa han sido los contratos de futuro. Comúnmente conocidos como “futuros”, estos son acuerdos laborales entre dos partes que se comprometen a, en una fecha específica y a un precio determinado, intercambiar un activo. Un contrato a plazo fijo. Acá se apuesta por un escenario meteorológico en base a predicciones, para asegurar ganancias a pesar de que haya algún incidente medioambiental. Por eso son “apuestas climáticas”, “futuros climáticos”.
En la Bolsa Mercantil de Chicago, el volumen de operaciones de este tipo de productos financieros se ha cuadruplicado en un año, según datos de CME Group analizados por Reuters. Aunque aún no es un producto masivo, el interés por los futuros climáticos ha crecido notablemente en los últimos años.
Expertos y estudios para un mejor futuro
Las grandes empresas de energía, las firmas que comercian con materias primas, los fondos de capital de riesgo, pymes de sectores que dependen directamente de que no sucedan incidentes medioambientales, suelen ser los más interesados en este tipo de productos financieros. Para eso, firman estos contratos a plazo fijo siguiendo proyecciones meteorológicas cuyos términos se negocian caso a caso.
Cuando se cumpla el período estipulado en el contrato, habrá ganadores y perdedores según la manera en que evolucionó el tiempo y cómo afectó a determinadas industrias. Al igual que en cualquier riesgo, la mejor apuesta la hace quién más información maneja. Por eso la invitación está en apoyarse en estudios y expertos que puedan dar un mejor porcentaje de credibilidad en las predicciones medioambientales de las empresas, permitiendo siempre ganancias antes de pérdidas.