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Ciencia

Hace 3.800 millones de años: estudio dice que asteroide chocó la Luna y creó dos cañones gigantes

Hace 3.800 millones de años, un asteroide del tamaño de una ciudad impactó la Luna, liberando una energía 130 veces mayor que la de un arsenal nuclear actual, según Nature Communications.

Foto de los cráteres de la Luna.

Catalina Torres

- TVN

Miércoles 12 de febrero de 2025

Un asteroide de 25 km de diámetro, más grande que el que extinguió a los dinosaurios, chocó contra la Luna hace 3.800 millones de años. Este evento extremo formó dos cráteres gigantes en menos de 10 minutos en la cuenca de impacto Schrödinger, cerca del Polo Sur lunar.

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Impacto descomunal: más grande que el Gran Cañón

La investigación, publicada en Nature Communications el 4 de febrero de este 2025 y liderada por David Kring, geólogo del Instituto Lunar y Planetario de Houston, reveló que los cañones Vallis Schrödinger y Vallis Planck superan en tamaño al Gran Cañón de Arizona. El primero mide 270 km de largo y 2,7 km de profundidad, mientras que el segundo alcanza 280 km de largo y 3,5 km de profundidad.

“Varios impactos en la Luna crearon estelas de cráteres, pero estas dos son las más grandes conocidas (...). Son tan anchos como el Gran Cañón y un poco más profundos”, explicó Kring a El País, destacando la magnitud del fenómeno.

El asteroide que cambió la superficie lunar en minutos

Usando datos del Lunar Reconnaissance Orbiter (LROC) de la NASA y simulaciones por computadora, los científicos determinaron que los escombros del impacto viajaron a 3.600 km/h. La violencia del choque provocó una transformación rápida y profunda del paisaje lunar.

Clave para las misiones Artemis de la NASA

Estos hallazgos son fundamentales para la misión Artemis, que llevará astronautas al Polo Sur lunar en la próxima década. La cuenca Schrödinger, donde ocurrió el impacto, facilitará la recolección de rocas antiguas en la superficie. Estas muestras podrían revelar pistas sobre el origen de la Luna y su evolución temprana.

El descubrimiento no solo evidencia la violencia del pasado lunar, sino que también abre la puerta a nuevas exploraciones que podrían esclarecer el origen de nuestro satélite y la Tierra.