La razón está en los oídos de la especie
El anfibio, conocido cómo botón de oro o rana calabaza, es del tamaño de la punta de un lápiz y falla en sus saltos debido al tamaño de sus oídos. En particular, por los canales semicirculares de ellos. Los canales semicirculares son tres tubos muy pequeños, ubicados en el oído interno, que contienen un líquido que nos ayuda, a la gran mayoría de seres vivos, a mantener el equilibrio.
Procedentes de la selva atlántica del sur de Brasil, los oídos del Brachycephalus ephippium son tan pequeños que el fluido dentro de los canales semicirculares se mueve de tal forma que hace que las ranas se confundan. Más allá de no saber saltar, no saben aterrizar y mantener el equilibrio en el aire. Pero este no es un caso aislado.
El estudio de Richard Essner
Otras ranas de su género tienen el mismo problema, por ello un equipo de investigadores de la Southern Illinois University Edwardsville de Estados Unidos, liderados por Richard Essner, las estudió y encontró la razón mencionada, publicando sus hallazgos en la revista Science Advances.
En el estudio se agrega que las arcadas del oído interno son importantes para el sentido del equilibrio, especialmente para percibir la aceleración rotacional. Por ello, el grupo de investigadores creó moldes en 3D del oído interno de 147 especies de ranas y sapos a partir de escaneos, desde las especies vivas más grandes hasta las más pequeñas.
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Los moldes derivaron en el análisis de los saltos de 74 ranas de cuatro especies del género Brachycephalus. Los investigadores se centraron en tres individuos de la especie Brachycephalus, todos ellos tuvieron dificultades para mantener el equilibrio durante la fase de vuelo del salto.
¿Si no saltan, cómo se defienden de otros depredadores?
Los investigadores sospechan que el reducido sentido del equilibrio de los animales también influye en otros comportamientos, como la alimentación y la locomoción. Esto hace que estas ranas pudieran estar expuestas a un mayor peligro por parte de los depredadores.
Por este motivo, los investigadores creen que las ranas tienen otras estrategias para defenderse. Por ejemplo, las ranas del género Brachycephalus son torpes saltadoras, pero pueden camuflarse y llevar placas óseas o colores de advertencia. Además, algunas de ellas son tóxicas como, por ejemplo, la especie Brachycephalus rotenberga, que tiene una fuerte neurotoxina en su piel.