La tragedia que dio inicio a un modelo ejemplar
En las últimas décadas, Suiza ha ido implementando un sinfín de políticas medioambientales. El inicio de la preocupación por el ámbito se dio a finales de 1986, particularmente el día 1 de noviembre, una fecha en donde se produjo un incendio en un almacén de productos químicos en Sandóz, poblado ubicado a las afueras de Basilea.
Para entonces, mil 300 toneladas de agroquímicos y plaguicidas se convirtieron en combustible para llamas. Además del fuego que liberó importantes gases tóxicos, 30 toneladas de residuos cayeron en las aguas del río Rin, la vía fluvial más importante de Europa Occidental; lo que causó que se tiñera parcialmente de rojo y, en flote, aparecieran centenares de peces muertos.
Lo que fue uno de los accidentes medioambientales más catastróficos de los 80, causó que el Rhin necesitara más de una década para recuperar su estado normal. Tras el incidente la ciudadanía Suiza comenzó a demandar medidas a la clase política, para evitar sucesos de índole similar. En 1987 el Programa de Acción del Rin marcó como meta el regreso del salmón, un pez especialmente sensible a la contaminación que afectó al río. Una meta planificada para el año 2000.
Clasificación y reciclaje
Los resultados fueron alentadores, los peces volvieron a estar en 1997, tres años antes de lo planificado. Ahora, el Programa Rin, busca mejorar la calidad del agua, combatir inundaciones y proteger las aguas subterráneas. Aún así, esta es sólo una de las políticas que han transformado el sistema de reciclaje y de cuidado medioambiental de Suiza.
Las reformas al control de la basura han sido una de las aristas más importantes. Modificaciones que nacieron luego de que Suiza entendiera que lo más efectivo en términos medioambientales es la separación y reciclaje de la basura. A esto se suman los estrictos controles para esta ejecución a través de agentes policiales, conocidos como la policía de la basura.
Números que respaldan
Las bolsas y contenedores son administrados por el estado en lugares claves. De manera general, el estado suizo identifica cinco categorías principales de reciclaje: vidrios, latas de aluminio, hojalatas y chapas de acero, botellas de plásticos y pilas y baterías; aún así hay más, como los compuestos orgánicos y los desechos especiales. Según los datos del 2021 de la Oficina Federal de Medioambiente de Suiza (los más actuales a la fecha), el país recicla el 94% de sus vidrios, el 82% de plásticos PET y el 94% de latas de aluminio que produce.
Los desechos y el desperdicio que sobran, que no pueden ser reciclados, se transportan a un gran red de incineradoras avanzadas, que aprovechan toda la basura quemándola y generando calor que se utiliza como calefacción para la población. Estas maquinarias no contaminan el aire y no producen residuos tóxicos.
Para las autoridades el éxito del desarrollado y práctico sistema, está en las duras penas que reciben quienes no cumplen la ley, pero sobre todo por la educación medioambiental ciudadana. Que dio sus primeros pasos en el trágico incidente del río Rhin ya hace 63 años atrás.