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Mide 2.46 metros y ganó un oro paralímpico: Quién es Morteza Mehrzadselakjani

El destacado deportista iraní, que se consagró por tercera vez consecutiva en unos Juegos Paralímpicos, ostenta además un récord a nivel mundial debido a su altura.

24horas.cl

Viernes 6 de septiembre de 2024

El iraní Morteza Mehrzadselakjani, de 2.46 metros, lideró a su selección para revalidar en los Juegos Paralímpicos de París 2024, por tercera vez consecutiva, el oro paralímpico de voleibol sentado, al vencer en la final por el título a Bosnia Herzegovina por 3-1.

Irán llegó a la final luego de superar la fase de grupos con comodidad venciendo a Ucrania, Brasil y Alemania por 3-0 y de deshacerse de Egipto en semifinales.

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En la final, con Morteza como estrella, que anotó 27 puntos, Irán no tuvo problemas para superar a Bosnia y sumar su tercer oro consecutivo, los tres liderados por el 'gigante' de Rudsar.



Morteza Mehrzadselakjani: el segundo hombre vivo más alto del mundo

Con 2.46 metros de altura, Morteza Mehrzadselakjani no solo es el segundo hombre vivo más alto del mundo, sino también una verdadera estrella del voleibol sentado.

Morteza ha vuelto a ser uno de los grandes protagonistas de los Juegos y uno de los deportistas que más focos ha acaparado.

Pero su historia no ha estado exenta de superaciones. Con 16 años le detectaron acromegalia, una enfermedad crónica que produce demasiada hormona de crecimiento en el cuerpo.

Además, en ese mismo año, sufrió una caída cuando iba en bicicleta que le provocó una importante lesión.

A partir de ahí, y pese a varias operaciones, su pierna derecha dejó de crecer y es unos quince centímetros más corta que la izquierda, lo que le lleva a usar silla de ruedas.

Su vida cambió cuando fue descubierto por el entrenador de la selección nacional de voleibol sentado de Irán, Hadi Rezaei, en un programa de televisión sobre personas con una discapacidad física y talentos inusuales. Desde entonces, Mehrzad encontró en el voleibol una válvula de escape.

Sus 2,46 metros de estatura son un problema, cómo ha podido comprobar en París. La falta de una cama adaptada a su altura le ha obligado a dormir en el suelo de su habitación de la Villa Olímpica. En Tokio fue distinto, ahí sí pudo tener una cama especial.