Las turberas, esos vitales humedales del sur de Chile, juegan un papel crucial en la conservación del medio ambiente y el almacenamiento de carbono. Estos ecosistemas, que cubren alrededor del 3% de la superficie terrestre global, almacenan cerca de un tercio del carbono del suelo terrestre. Sin embargo, su explotación creciente ha puesto en riesgo su integridad.
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Turberas: un espacio dañado por la actividad humana
En Chile, se estima que entre el 10% y el 20% de las turberas han sido degradadas por actividades humanas. La agricultura, la extracción de musgo Sphagnum para la industria hortícola y el cambio climático están contribuyendo a su deterioro.
Camilo González, Gerente de Operaciones de Genau Green, señala: “La turbera ha sido históricamente explotada en el sur de Chile por su capacidad como combustible y para mejorar el desarrollo de cultivos en zonas áridas. Sin estas turberas, Chile perdería cerca de 3 millones de hectáreas de ecosistemas que capturan carbono, reduciendo nuestra contribución a la mitigación de la crisis ambiental”.
¿Por qué son tan importantes las turberas?
La restauración y conservación de las turberas son estrategias clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos humedales no solo capturan más CO2 del que emiten, sino que también regulan el carbono en la atmósfera. En Chile, las turberas se encuentran principalmente en la zona sur austral, desde la Región de Los Lagos hasta Magallanes.
González añade: “Las turberas tienen un rol ecosistémico crucial al almacenar agua y carbono y albergando una biodiversidad única. A pesar de su importancia, enfrentan amenazas como la explotación de turba, la construcción de infraestructuras y la presencia de especies invasoras”.
Según la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile (BCN), las turberas ocupan entre 10,500 y 21,000 km², lo que equivale al 1.4% y 2.8% del territorio nacional. El Informe Inventario Nacional de Humedales indica que hay 1.986.167 hectáreas de humedales en Chile, de las cuales solo el 0.5% están protegidas por el Estado.
Explotación de turberas
La explotación de turberas implica la construcción de canales de drenaje para secar el terreno y la extracción de turba con maquinaria pesada. Para proteger estos ecosistemas, González sugiere aumentar la conciencia sobre su importancia, evitar productos que utilicen turba, apoyar iniciativas de conservación y exigir políticas de protección a las autoridades.
“La organización Wildlife Conservation Society, junto con el Ministerio del Medio Ambiente, ha desarrollado una 'hoja de ruta' para difundir el rol crítico de las turberas en la lucha contra el cambio climático”, dice González. Para finalizar, el gerente destaca: “Promover la difusión del rol de las turberas en la mitigación del cambio climático y optimizar su capacidad de captura de carbono es esencial para frenar su explotación y preservar estos ecosistemas únicos”.