Un reciente estudio publicado en Nature Metabolism demostró que solo cinco días consumiendo comida ultraprocesada bastan para alterar el cerebro y afectar el control del apetito, abriendo la puerta al desarrollo de la obesidad. La investigación, liderada por científicos alemanes, reveló que este tipo de alimentación afecta la sensibilidad a la insulina en el cerebro, una hormona clave para regular la sensación de saciedad.
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El experimento se realizó con 29 hombres de peso normal, quienes fueron divididos en dos grupos. Uno mantuvo su dieta habitual, mientras el otro agregó 1.500 calorías diarias en forma de comida chatarra durante cinco días. ¿El resultado? Un aumento de grasa en el hígado y una alteración en la respuesta cerebral a la insulina, que persistió incluso después de volver a una dieta saludable.
Comer chatarra desregula el hambre y promueve la obesidad
Más allá del aumento de peso, lo preocupante es cómo esta alimentación modifica los mecanismos cerebrales ligados al sistema de recompensa, haciendo que comamos más, incluso sin tener hambre. La doctora Stephanie Kullmann, autora principal del estudio, explicó que esto podría ser el inicio de diabetes tipo 2 y obesidad.
En especial, se alerta sobre el riesgo en los niños, quienes están cada vez más expuestos a estos alimentos. Expertos proponen regular la comida chatarra como el alcohol o el tabaco, por su impacto en la salud pública.
El caso de Chile y la obesidad infantil
En Chile, el panorama no es alentador. Según la última Encuesta Nacional de Salud, un 74% de los adultos presenta sobrepeso u obesidad. Recientemente, el ministro de Educación, Nicolás Cataldo, y la directora nacional de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), Camila Rubio, entregaron los resultados del Mapa Nutricional 2024, estudio que considera datos del 73,9% de los establecimientos educacionales con financiamiento público a nivel nacional. En total, se recopilaron más de 700 mil respuestas de estudiantes y sus familias de los niveles de Prekínder, Kínder, 1° Básico, 5° Básico y 1° Medio.
Los resultados muestran un leve aumento en la malnutrición por exceso —que abarca sobrepeso, obesidad y obesidad severa—, pasando de 50% en 2023 a 50,9% en 2024. Los estudiantes con peso normal disminuyeron en 0,4 puntos porcentuales, pasando de 43,8% a 43,4%, mientras que la malnutrición por déficit bajó de 6,2% a 5,7%, considerando el riesgo de desnutrición y la desnutrición.
“Los resultados dan cuenta de la complejidad del fenómeno y que la promoción de hábitos saludables debe considerar las inequidades sociales y territoriales”, planteó el ministro Nicolás Cataldo.
El desafío de la obesidad
La directora nacional de Junaeb, Camila Rubio, destacó que el Mapa Nutricional 2024“confirma que la malnutrición por exceso continúa siendo uno de los principales desafíos en la salud escolar. Aunque los cambios son leves, no podemos pasar por alto esta realidad. El incremento observado en la educación inicial, como en Prekínder, exige nuestra atención urgente, con un enfoque especial en fortalecer el rol de las familias para contrarrestar estas cifras”.
La obesidad también ha demostrado ser un factor de riesgo ante enfermedades como el COVID-19. Un estudio de Obesity Reviews mostró que las personas con obesidad tenían más probabilidades de ser hospitalizadas, ingresar a la UCI e incluso fallecer. Por eso, la prevención temprana es clave.
El director del INTA, Francisco Pérez Bravo, comentó que “los datos presentados siguen siendo preocupantes en obesidad, sobre todo lo mostrado en Prekínder y 5° Básico, pero también muestran la oportunidad de poder intervenir en estos grupos de riesgo".