La creciente integración de la IA en la vida cotidiana a nivel mundial ha generado no sólo admiración, sino también preocupación. Por ello, este 2023, que sin lugar a duda fue el año de la inteligencia artificial, estuvo marcado por la regulación más estricta y la reflexión profunda sobre el impacto en la sociedad de la IA.
Inteligencia artificial: determinando límites difusos
En el mundo de la cultura, la IA tuvo un papel destacable al completar la última canción de The Beatles. Un ejemplo que ilustra cómo la inteligencia artificial puede complementar la creatividad humana, pero que también genera debates sobre la autenticidad y la autoría en el arte. Una conversación que ya habían puesto sobre la mesa escritores y humoristas como George R.R. Martin y Sarah Silverman, quienes habían denunciado a OpenAI y Meta por el "robo" de sus obras.
Discusiones éticas similares se desarrollaron en campos relacionados a la educación. ChatGPT, que fue estrenada en 2021, ha significado un hito para el procesamiento del lenguaje natural. Con su capacidad para comprender y generar texto humano, se ha vuelto una herramienta capaz de mantener conversaciones más fluidas y naturales con los usuarios, tal como otras IA de modelos generativos; pero también se ha vuelto una generadora de contenidos sin limitaciones.
Universidades y colegios han tenido que adaptarse al creciente uso estudiantil de ChatGPT, sobre todo ante la practicidad de la herramienta de generar ensayos y respuestas. Un problema que también se trasladó al ámbito profesional. Peter Lee, vicepresidente corporativo de Investigación e Incubaciones de Microsoft, señaló públicamente que le preocupó ver que a tan solo unos días del lanzamiento de ChatGPT, su correo electrónico se llenara de mails de médicos que le contaban que ya estaban usando la tecnología en sus diagnósticos.
Aun así, los inconvenientes no quedan ahí, la desinformación también ha sido la tónica. Desde las imágenes virales generadas por Midjourney del Papa Francisco con un moderno abrigo blanco, hasta las del equipo del expresidente Donald Trump, cuando supuestamente fue detenido. Por ello, en Estados Unidos, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva para regular el desarrollo de la IA, utilizando una Ley de tiempos de guerra para promover su uso seguro y confiable.
Esta acción refleja el reconocimiento de la IA como una herramienta crítica para el futuro, pero también recalca la necesidad de un cuadro regulador que garantice su uso ético y responsable. Una noción que parece compartir el resto del globo.
Legislación europea sobre la inteligencia artificial
La Unión Europea, pionera en la regulación de la tecnología, promulgó la primera ley específica sobre IA en el mundo. Este hito legislativo abordó cuestiones clave como los usos prohibidos de la IA, estableciendo límites claros y multas para su incumplimiento.
Uno de los aspectos más controvertidos fue el uso de sistemas de identificación biométrica, destacando las tensiones entre la seguridad y la privacidad de los ciudadanos. La ley también incide en los modelos generativos de IA, introduciendo reglas específicas para garantizar la transparencia y la gestión de riesgos.
Chile: el primer país de LATAM en evaluar su estado con relación a la IA
Nuestro país tampoco se ha quedado atrás en las reflexiones y regulaciones. El pasado octubre, se creó el Foro Sobre la Ética de la Inteligencia Artificial en América Latina y el Caribe (IALAC). Esto en el marco de la Cumbre Ministerial y de Altas Autoridades de América Latina y el Caribe sobre Inteligencia Artificial, el cual tiene por objetivo establecer un consejo regional que implemente las recomendaciones de ética de la IA adoptadas hace dos años por los 193 estados miembros de Unesco.
LEE TAMBIÉN EN CONCIENCIA 24.7:
- ¿Para qué sirven las Tecnologías de la Información (TI)?
- El lanzamiento de Congreso Futuro 2024: ¿IAhora qué hacemos?
- Chile es el país con menor presencia femenina en trabajos de TI en LATAM
Así, Chile no sólo fue la sede del encuentro, sino que también consagró como el primer país latinoamericano en evaluar su estado actual respecto del uso de IA. Lo anterior a través de la Metodología de Evaluación de Preparación (RAM, por sus siglas en inglés), una herramienta de diagnóstico diseñada por la Unesco para ayudar a los gobiernos en el despliegue de la IA. Pero pocos saben que en Chile ya se usa inteligencia artificial en varios ámbitos.
El Instituto de Previsión Social (IPS) utiliza un sistema predictivo que identifica a quienes podrían olvidar cobrar sus beneficios y les contacta para recordarles, la Corporación Nacional Forestal o CONAF usa cámaras térmicas en distintos puntos del país que detectan zonas con mayor temperatura y que podrían indicar un incendio, el Hospital Barros Luco utiliza IA para ayudar a detectar cáncer intestinal, el Ministerio de Medioambiente utiliza un modelo predictivo CQP para evitar episodios de contaminación en la zona de Quinteros y Puchuncaví, etc.
Un futuro inteligente
Si bien hay numerosos ámbitos en los que la IA crea mejoras y eficiencias, su uso plantea nuevos desafíos legales y regulatorios, tales como la incertidumbre en protección de datos personales, la falta de certeza respecto a las fuentes utilizadas, la existencia de sesgos en los algoritmos que generan contenido y problemas de seguridad. Además, su veloz expansión también ha simplificado enormemente la creación y distribución de contenido falso, provocando un riesgo significativo para la democracia y la confianza en las instituciones.
En resumen, 2023 ha sido un año de progresos relevantes y desafíos complejos en el ámbito de la IA. La tecnología continúa abriendo nuevas posibilidades, pero las cuestiones éticas, legales y sociales relacionadas con su uso requieren una consideración cuidadosa y continua. Los avances en IA son, sin duda, un motivo de celebración, pero también un recordatorio de la responsabilidad colectiva de guiar su desarrollo hacia un futuro sostenible y ético.
