Un equipo científico internacional, con participación del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), ha logrado una imagen sin precedentes de la nebulosa planetaria NGC 1514 gracias al telescopio espacial James Webb (JWST). En ella se revelan, con un detalle nunca antes visto, anillos de polvo que rodean el núcleo de esta espectacular estructura cósmica.
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La NGC 1514 fue una de las primeras nebulosas estudiadas por el astrónomo William Herschel, quien, en el siglo XVIII, observó con el telescopio más grande de su época una nube borrosa parecida al planeta Neptuno.
Webb is "running rings" around this planetary nebula, bringing it into sharp focus with this new mid-infrared look. At the center are a pair of stars, one of which shed its layers of dust and gas as it neared the end of its life cycle. https://t.co/PrOgjuhuPR pic.twitter.com/KeI1Nf6IpR
— NASA Webb Telescope (@NASAWebb) April 14, 2025
Revelaciones desde el infrarrojo
Gracias a las longitudes de onda infrarrojas que observa el James Webb, la nebulosa muestra un par de anillos brillantes de polvo que rodean su región central. Esta área es probablemente la única parte que Herschel habría podido observar en su tiempo.
“Antes del JWST, no podíamos detectar la gran mayoría de esa materia y mucho menos observarla con tanta claridad”, señala Mike Ressler, responsable del instrumento MIRI del JWST y primer autor del estudio publicado en The Astronomical Journal.
Los investigadores creen que los anillos están compuestos por pequeños granos de polvo calentados por la luz de la estrella central, lo que les permite brillar en el espectro infrarrojo, aunque permanecen invisibles en luz visible.
Una estrella que no está sola
La NGC 1514 no solo sorprende por sus anillos. En su centro no hay una sola estrella, sino dos estrellas en órbita mutua, con un periodo superior a nueve años.
“Ni siquiera con la resolución del JWST pudimos separarlas visualmente”, explica David Jones, investigador del IAC y coautor del artículo. La distancia entre ambas es comparable a la que existe entre el Sol y Júpiter, pero con una órbita muy excéntrica, lo que significa que en ciertos momentos se acercan mucho más entre sí.
Este acercamiento podría ser la clave de la formación de los anillos. “Sin la compañera, la estrella central seguramente no habría producido una nebulosa tan vistosa”, afirma Alba Aller, astrónoma del Observatorio Astronómico Nacional y también coautora del estudio.
El hallazgo resalta el potencial del telescopio James Webb para revelar estructuras invisibles a otros instrumentos y profundiza nuestro entendimiento de la evolución estelar.