La neurociencia está al alcance de todos, incluso de los niños en edad escolar. Esta fue la inspiradora idea que Timothy Marzullo, científico y cofundador de Backyard Brains, compartió en su charla en el Congreso Futuro 2025. Con un enfoque innovador, Marzullo busca democratizar el acceso al estudio del cerebro y sus complejidades, llevando la ciencia más allá de los laboratorios.
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La neurociencia como herramienta educativa
“Estudiar el cerebro no debería ser exclusivo para quienes tienen un doctorado”, declaró Marzullo. Durante su presentación, destacó cómo su organización, Backyard Brains, ha desarrollado herramientas tecnológicas accesibles que permiten a estudiantes y profesores explorar la electrofisiología de manera práctica y educativa.
Marzullo relató que los primeros prototipos de sus dispositivos eran rudimentarios, pero el apoyo de la comunidad científica los motivó a perfeccionarlos. Hoy, sus aparatos están presentes en más de 100 países, y se utilizan en colegios para realizar experimentos con el electrocardiograma, las señales de los músculos y el cerebro.
Ciencia aplicada en las aulas
En Chile, gracias al respaldo de instituciones como Corfo, Anid y el Ministerio de Educación, Marzullo y su equipo han implementado proyectos en colegios de todo el país. “Hemos logrado que niños y niñas de distintas comunidades puedan participar en investigaciones reales”, afirmó.
Uno de los ejemplos destacados fue un experimento sobre la actividad eléctrica en plantas como la Venus atrapamoscas y la mimosa.
“Las plantas también tienen electricidad, y pueden enviar señales de alarma cuando están bajo ataque”, explicó Marzullo, mostrando datos recopilados por estudiantes que posteriormente se publicaron en una revista científica de fisiología de plantas. Este logro representa un hito: los primeros autores del artículo fueron estudiantes de un colegio en San Ramón.
Democratizando la ciencia
La visión de Timothy Marzullo es clara: “Para ser científico, no necesitas un doctorado. Solo necesitas curiosidad, creatividad y acción”. Con esta filosofía, busca inspirar a las futuras generaciones a participar en la ciencia desde temprana edad, eliminando barreras y promoviendo la inclusión.
Marzullo también enfatizó la importancia de integrar tecnologías como microscopios, sensores y dispositivos accesibles en el sistema educativo. Estos avances no solo estimulan el aprendizaje, sino que también generan un impacto significativo en las comunidades.
Un llamado a la acción
“Nuestro sueño es que cada niño en Chile tenga acceso a herramientas para aprender y contribuir a la ciencia”, concluyó Marzullo. Su compromiso con la educación y la ciencia inclusiva es un ejemplo de cómo la tecnología puede transformar el futuro de manera equitativa.