La Dra. Jenny Blamey, investigadora y académica de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), está a punto de hacer historia con una misión inédita. Este año, por primera vez, enviará microorganismos vivos en cultivos viables al espacio exterior, en colaboración con astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS).
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Microorganismos extremófilos al espacio
Durante seis meses, los microorganismos extremófilos estarán expuestos a las duras condiciones del espacio, incluyendo la radiación y el vacío absoluto.
La Dra. Blamey explicó en la 15° Feria Científica de la Usach que "los astronautas abrirán la compuerta y saldrán para instalar cámaras en las que los microorganismos se mantendrán expuestos al entorno espacial".
Investigación de vanguardia
Al término de la misión, las muestras regresarán a la Tierra, donde el equipo de la Dra. Blamey, en colaboración con Fundación Biociencia, analizará los cambios genéticos y moleculares sufridos por los microorganismos. Este análisis revelará cómo estos seres unicelulares responden a condiciones extremas, un conocimiento con potencial para transformar áreas como la biotecnología, la astrobiología y la exploración espacial.
Un nuevo capítulo en la ciencia chilena
No es la primera vez que la Dra. Blamey envía microorganismos al espacio. En abril de 2022, uno de sus experimentos fue parte de la misión Falcon 9 de SpaceX, en la que extremófilos lograron sobrevivir a nueve meses en condiciones extremas. Sin embargo, esta nueva misión es un salto aún mayor: por primera vez, cultivos viables de estos microorganismos serán expuestos directamente al espacio, lo que supone un desafío sin precedentes.
"Es un tremendo logro para la ciencia, no solo en Chile sino en toda Latinoamérica y el mundo", señaló la investigadora.
"Nunca antes se había realizado una misión como esta, donde microorganismos extremófilos se llevan al espacio y se analizan molecularmente tras estar expuestos a condiciones espaciales extremas por tanto tiempo", agrega.
El objetivo central de esta misión es entender cómo los extremófilos responden a la radiación y al vacío del espacio, lo que podría abrir nuevas oportunidades para la biotecnología y la exploración de otros planetas en el futuro.