Al gato andino, cuyo nombre científico es Leopardus jacobita, se le conoce como el “Fantasma de la Cordillera”. ¿La razón? Sus avistamientos son raros dadas las condiciones de los territorios que habita: lugares rocosos y de gran altura, donde viven las presas de las que se alimenta, en Los Andes de Chile, Argentina, Perú y Bolivia. Así también, por tener hábitos nocturnos y estar en peligro de extinción, su población se estima en apenas 1.400 individuos.
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En nuestro país, su hábitat abarca las regiones del norte, entre Arica y Antofagasta; y del centro, entre Farellones y la Región del Maule. Este último sector recientemente, a través cámaras trampa instaladas por la Alianza Gato Andino (AGA) y Greenpeace Chile, fue el punto de captura de imágenes de la especie, un registro que se produjo específicamente en la Región Metropolitana, en el Santuario de la Naturaleza Yerba Loca. Un hallazgo que se considera inédito, pues por primera vez en la historia hay imágenes que sitúan al gato andino en esta zona de la precordillera.
Bernardo Segura, miembro de AGA y magíster en Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza, declara que las cámaras fueron puestas en este lugar, “porque teníamos sospechas de que la especie habitaba en el área, ya que el ambiente del santuario, por sus roqueríos similares a los de nuestros registros anteriores, parecían favorables para detectar su presencia. Además, porque el sitio cuenta con abundancia de presas, como las vizcachas, su alimento favorito”, relata.
Una imágen histórica: la información que hay sobre el gato andino en Yerba Loca
Sobre la imagen, Dominique Charlin, vocera de Greenpeace Chile y especialista en biodiversidad, detalla que “nos entrega información clara: es un macho grande y, aparentemente, en buen estado de salud. Se trata de un registro de tremenda relevancia, pues nos permite, por una parte, conocer más sobre la naturaleza y hábitos del felino en la zona central y, por otra, porque nos obliga a generar más y mejores condiciones para asegurar su sobrevivencia en el sector”.
En este sentido, los recientes estudios del gato andino fotografiado en la zona central, los cuales fueron realizados por Bernardo Segura, entregan algunos datos sobre su comportamiento. Por ejemplo, que no defeca en letrinas, a diferencia de sus pares del norte. “Esta característica dificulta aún más su rastreo, ya que estos desechos indican su posible presencia”, agrega Charlin.
Gato andino, una especie en peligro de extinción
Saber detalles del gato andino es clave según Dominique Charlin, quien explica que el animal tiene un rol ecosistémico clave al ser “un depredador irremplazable, es decir, que regula la población de las especies de las que se alimenta. Por lo que si deja de existir, se podrían generar desequilibrios en los entornos de las comunidades en las que habita”.
Además, al estar en peligro de extinción, según la “Lista Roja” de la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), la pérdida de cualquier individuo en edad reproductiva puede afectar directamente a las poblaciones locales de gatos andinos. Respecto a lo anterior, una de las amenazas contra el gato andino viene de la actividad minera, que “puede fragmentar las áreas donde habita, aislando las poblaciones existentes”, dice Bernardo Segura.
Proyecto Los Bronces Integrado
Ejemplo de lo anterior sería el caso del proyecto Los Bronces Integrado, que busca ampliar la mina que lleva el mismo nombre en la cordillera de los Andes con obras que incluyen una mina subterránea por debajo del Santuario de la Naturaleza Yerba Loca, “justo donde ocurrió este descubrimiento”, destaca Charlin. De ahí que Greenpeace está llevando a cabo su campaña “Subamos la Voz, bajemos Los Bronces”, cuyo objetivo es evitar que la ampliación de este proyecto se ejecute, entre otras cosas, por el daño que podría provocar sobre el gato andino y la biodiversidad de la cordillera.
“Inicialmente, en su estudio de evaluación de impacto ambiental este proyecto no incluyó al gato andino, subestimando los efectos sobre la especie. La empresa lo sumó más tarde al trámite, pero lo hicieron de forma incorrecta (usando otra categoría de conservación), lo que evidencia que la evaluación no se hizo de forma adecuada y que se actuó con falta de responsabilidad con la biodiversidad del sector”, asevera la especialista.
Ambas organizaciones continúan los estudios respecto a la especie, gracias a la colaboración de la administración del Santuario de Yerba Loca, “por lo que esperamos contar con nuevos registros en el futuro que nos ayuden a ampliar el conocimiento sobre la especie y, con ello, tener más y mejores herramientas para protegerla”, comenta Charlin.