El inicio del 2025 llega con una noticia poco alentadora para los automovilistas en Chile: el precio de los peajes y TAG aumentará en un 4,2% a partir del 1 de enero, siguiendo las cláusulas contractuales que ajustan las tarifas de acuerdo con la inflación anual. Este incremento afectará tanto a las autopistas urbanas de la capital como a las carreteras interurbanas del país, generando preocupación entre los usuarios debido al impacto en sus bolsillos.
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Ajustes anuales estipulados por contrato para autopistas
La actualización de las tarifas es parte de los contratos establecidos entre las concesionarias de autopistas y el Estado, los cuales estipulan reajustes anuales basados en la inflación. Según expertos, esta medida busca mantener la rentabilidad de las concesiones y al mismo tiempo garantizar el mantenimiento de las infraestructuras. Sin embargo, el aumento constante en los costos genera descontento entre los conductores, quienes consideran que los servicios ofrecidos no justifican los precios actuales.
Milton, un vendedor que utiliza diversas autopistas para trabajar entrevistado por 24 Horas, reportó gastos mensuales cercanos a los $400,000 en TAG, una cifra que ahora ascenderá a $416,800 tras el alza.
“Es excesivo. La infraestructura sigue igual y no veo mejoras justificables en el servicio”, señaló.
Impacto en los viajes largos para vacaciones de verano
Los conductores que planean viajar durante el verano también sentirán el efecto de este incremento. Por ejemplo, un trayecto ida y vuelta desde Santiago a Coquimbo ahora costará $26,154, en comparación con los $25,100 que se pagaban anteriormente. Para quienes se dirigen a Temuco, el gasto aumentará de $26,200 a $27,300.
Adicionalmente, los peajes considerados más caros del país, como el de la variante Melipilla y el de Quillota, ahora cobrarán $7,190 y $7,290 respectivamente, consolidándose como los más costosos de Chile.
La medida ha generado molestia entre los automovilistas. Algunos se han resignado al constante aumento de tarifas, mientras que otros han optado por evitar las autopistas.
“Dejé de usar las carreteras porque se hizo insostenible. Cobran demasiado y no se justifica con la calidad del servicio”, comentó una usuaria habitual.
Aunque estas alzas son inevitables según los contratos actuales, el tema ha puesto nuevamente sobre la mesa la necesidad de revisar los acuerdos de concesión y buscar alternativas que alivien la carga económica de los ciudadanos.