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Perros se vuelven más negativos al oler estrés humano según estudio

La investigación reveló que las emociones pesimistas de los dueños afecta al aprendizaje y al estado de los animales. 

24horas.cl

EFE

Lunes 22 de julio de 2024

Un estudio observacional realizado por la Universidad de Bristol, en Reino Unido, demostró que los perros se vuelven más negativos al oler el estrés humano. 

La investigación, publicada este lunes en la revista Scientific Reports, reveló que los canes son capaces de tomar decisiones más negativas al sentir emociones "pesimistas" desde sus dueños.

Concretamente, el sondeo comprobó que el olor del estrés humano afecta al aprendizaje y al estado emocional de los animales. 

Para obtener dichos resultados, los investigadores reclutaron a 18 parejas perro-propietario para participar en una serie de pruebas con diferentes olores humanos.

La primera de ellas consistió en entrenar a los canes para que supieran que, cuando un cuenco de comida se colocaba en un lugar, contenía una golosina, y cuando se colocaba en otro, estaba vacío.

El resultado fue que, cuando el perro aprendía la diferencia entre las ubicaciones de los cuencos, se acercaba más rápido al lugar con la golosina que al lugar vacío.

A continuación, los investigadores comprobaron la rapidez con la que el perro se acercaba a nuevos recipientes situados entre los dos originales.

Una aproximación rápida reflejaba optimismo respecto a la presencia de comida en estos cuentos y, por tanto, un estado emocional positivo, mientras que si se acercaban de forma más lenta era por una percepción más pesimista respecto a la posibilidad de encontrar comida.

Una vez entrenados, los científicos expusieron a los perros a muestras de sudor y aliento de humanos en estado de estrés o relajación y vieron si seguían haciendo las pruebas del mismo modo tras esa exposición.

La actitud cambió: el olor relajado les hizo acercarse más rápido al lugar ambiguo con la confianza de encontrar comida, mientras que con el olor a estrés reaccionaron de forma más negativa, acercándose más lentamente a esos comederos situados en lugares ambiguos.

Como conclusión, los científicos sugieren que esta respuesta "pesimista" refleja un estado emocional negativo y podría ser una forma de conservar energía y evitar decepciones.

El equipo también descubrió que los perros seguían mejorando su aprendizaje sobre la presencia o ausencia de comida en los dos lugares del cuenco entrenados y que mejoraban más rápidamente cuando estaba presente el olor del estrés.