Uno de los secretos mejor guardados de la inauguración de los Juegos Panamericanos Santiago 2023 era quién sería la persona encargada de encender el pebetero que arderá durante los 17 días del evento continental.
El misterio se develó al final de la ceremonia, cuando Lucy López hizo el último relevo de la antorcha y encendió la llama en el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos, al que la flama hizo su ingreso desde el sector del memorial a los detenidos desaparecidos por la dictadura, ubicado en la galería norte del coliseo de la comuna de Ñuñoa.
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Su aparición emocionó a las 25 mil personas que llegaron al recinto de la capital chilena y también llamó la atención de muchos, pues no se esperaban que esta mujer de 93 años fuera la responsable del momento más simbólico de la jornada.
Sin embargo, el honor de encender la llama panamericana tenía una justificación en la historia deportiva del país anfitrión, pues López fue la primera atleta femenina en conseguir una medalla en la competencia continental para su nación.
En los Juegos de Buenos Aires de 1951, consiguió la presea de plata en el salto alto, con un brinco de 1,45 metros. En el debut de los Panamericanos, Chile obtuvo el cuarto lugar en el medallero.
Su participación en Santiago 2023 no se limita a darle vida al pebetero, cuyo fuego comenzó su recorrido en Teotihuacán, México, en septiembre pasado. Además, pese a su edad, se inscribió como voluntaria.
“Creo que casi todas las satisfacciones de mi vida, excepto mis hijos, fueron a través del atletismo. Me hizo crecer mucho. Quiero devolverle la mano al atletismo. También quiero que la gente joven cambie su chip, enseñarle que hay cosas bonitas en la vida que se pueden hacer, que no importa que no se gane una medalla, lo que importa es tener la satisfacción de lo que uno puede entregar”, dijo en una entrevista al diario La Tercera para explicar sus motivaciones.
López no estuvo sola en la última parte del recorrido, la acompañó un grupo de lo más selecto del deporte chileno, como los tenistas Nicolás Massú, doble medallista de oro en Atenas 2004, y Fernando González, el único deportista de su país en ganar tres preseas olímpicas, quienes la acompañaron a depositar el fuego sagrado en el pebetero.
Del relevo final también participaron el futbolista Iván Zamorano, bronce en los JJ.OO. de Sydney 2000, el tirador Alfonso de Iruarrizaga, plata en Seúl 1988, y la nadadora Kristel Köbrich, también abanderada de la nación organizadora, entre otros.
Massú era el favorito ciudadano para encender la llama panamericana, considerando sus dos medallas doradas, no obstante la elección de Lucy López permite unir la historia y el presente del deporte de Chile ante el evento de este tipo más importante que ha organizado el país.