Elmacabro asesinato de María Angélica Ascuí Silva, reconocida exbailarina del programa televisivo de los años 70, "Música Libre", mantiene impactados a los habitantes de Chiloé. Su cuerpo fue hallado el pasado martes bajo el puente San Pedro, envuelto en una frazada y maniatado, en el sector de Pastahué, y ahora se conocieron las crudas declaraciones del autor confeso.
Horas después del hallazgo, el caso dio un giro inesperado cuando un hombre de nacionalidad colombiana, identificado como Andrés Mauricio Hernández Toro, de 47 años, se presentó en la Segunda Comisaría de Castro para confesar el crimen.
Según las primeras investigaciones, Hernández Toro había llegado a vivir a una cabaña en Castro hace cuatro meses, a través de un amigo. El inmueble pertenecía a María Angélica Ascuí, quien, según la confesión del imputado, le habría ofrecido vendérselo por 40 millones de pesos.
El sujeto habría entregado un adelanto de 4 millones de pesos como forma de pago inicial, con el compromiso de cancelar el resto en cuotas. Sin embargo, posteriormente la víctima le reveló que atravesaba graves problemas financieros y que su propiedad estaba en proceso de embargo.
Al sentirse engañado, Hernández Toro le exigió la devolución de su dinero, pero no obtuvo respuesta favorable. La tensión escaló hasta que, el jueves 22 de febrero, tras una fuerte discusión, el hombre atacó brutalmente a la exbailarina con una lima de motosierra.
“Vengo a entregarme, yo maté a la mujer que encontraron bajo el puente. No puedo más con la culpa”, dijo.
El estremecedor relato del colombiano
En su declaración ante la policía, el confeso homicida detalló cómo se desarrollaron los hechos. Según su testimonio, tras recibir una cachetada por parte de la víctima, reaccionó apuñalándola varias veces en el costado izquierdo.
"Me dijo que si ella perdía, yo también y sin mediar provocación, me pegó una cachetada", aseguró a radio Biobío.
Posteriormente, utilizó una espátula para raspar con la que le cortó el cuello. “María me dijo que acabara con su sufrimiento”, relató el colombiano.
Después del crimen, Hernández Toro se fue a dormir. Al día siguiente, envolvió el cuerpo en un cobertor, lo desmembró y trasladó los restos en bolsas de basura hasta el puente San Pedro, donde finalmente los arrojó. “Yo en Colombia era carnicero, fue por ello que no me costó hacer lo que hice y tampoco me dio asco”, expuso.
El acusado se entregó voluntariamente a Carabineros, afirmando que no podía soportar la culpa. Tras su confesión, fue detenido y puesto a disposición del Ministerio Público.