¿Sabías que las ciudades sólo cubren el 2% de la superficie mundial? Aunque pueda parecer un porcentaje prácticamente insignificante, los entornos urbanos son importantes contribuyentes al cambio climático, ya que consumen el 78% de la energía mundial y producen más del 60% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
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La condición actual de las ciudades que enfrentan los desafíos del crecimiento urbano, y se esfuerzan por lograr la sostenibilidad y la resiliencia, sirve como el principal catalizador para tomar decisiones y acción sobre el cambio climático, una de las principales presiones que enfrentan hoy los núcleos urbanos alrededor del mundo. ¿Cuáles son los desafíos que tienen hoy los gobiernos locales para avanzar hacia una resiliencia climática inclusiva y duradera?
Resiliencia Urbana: ¿Por dónde empezar?
Para comenzar, una ciudad inclusiva debe promover la equidad, el acceso y la diversidad, con el fin de crear una gobernanza y tomar decisiones participativas, transparentes y responsables. Por esto, fomentar la equidad y la inclusión, escuchando todas las voces, y trabajando para construir un sentido de pertenencia que involucre a toda la comunidad contribuye a reconocer las diferencias individuales, lo que generará nuevas ideas, experiencias y perspectivas para inspirar la acción climática.
Por otra parte, las ciudades con una estrategia de resiliencia estarán mejor equipadas para proteger a sus habitantes y su entorno de los efectos del cambio climático, ya que la capacidad para anticipar, prepararse y responder a los eventos y tendencias climáticos fortalece la resiliencia de las ciudades. En este caso, serán los líderes de los gobiernos locales quienes deberán evaluar la evolución de los riesgos relacionados con el clima, con el fin de implementar estrategias para mejorar la resiliencia a través de una visión clara, un sentido de propósito y colaboraciones creativas e innovadoras.
Resiliencia Urbana: Áreas verdes y flora nativa
En la misma línea, las ciudades que crean y preservan espacios verdes, particularmente con especies nativas, podrían desarrollarán resiliencia y bienestar a largo plazo para sus comunidades y el medio ambiente, colaborando con mejorar las condiciones ambientales, proteger la biodiversidad, promover estilos de vida activos y proporcionar condiciones urbanas saludables para un buen bienestar físico y mental, creando una cultura de bienestar en sus ciudades que contribuya a una sociedad más productiva y centrada en la naturaleza.
La conjugación de estos factores trazan una estrategia clara de que, para lograr un desarrollo sostenible y potenciar la resiliencia, las ciudades deben proporcionar diferentes tipos de infraestructura que ofrezca a sus comunidades acceso a entornos seguros, limpios y sostenibles, donde la eliminación de residuos, el aire y el agua limpios, el suministro de energía renovable, la conectividad digital y el transporte eficiente sean las principales prioridades. El cambio climático ha puesto en riesgo la forma tradicional en que se concebían las ciudades, y este cambio refuerza la resiliencia de la infraestructura como una prioridad a nivel de gobiernos nacionales y locales.