Un ensayo clínico internacional demostró que realizar ejercicio físico estructurado tras superar el cáncer reduce el riesgo de morir en un 37% y previene en un 28% la reaparición de tumores o la aparición de uno nuevo. El hallazgo fue presentado en el mayor congreso mundial de oncología, ASCO 2025, y publicado en la revista New England Journal of Medicine.
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La investigación incluyó a 889 pacientes con cáncer de colon en etapa 3, tratados en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Israel y Australia. A lo largo de ocho años, los pacientes que integraron un programa de ejercicios personalizado, acompañados por entrenadores personales, vivieron más y recayeron menos que quienes sólo recibieron consejos de vida saludable.
“El ejercicio fue incluso más eficaz que algunos fármacos, sin los efectos adversos que ellos provocan”, afirmó la doctora Julie Gralow, directora médica de ASCO.
¿Cuánto ejercicio se necesita para marcar la diferencia?
El régimen consistió en tres a cuatro caminatas semanales de entre 45 y 60 minutos, aunque cada paciente podía elegir cómo mantenerse activo: desde caminatas hasta kayak o esquí.
El impacto fue claro: a los cinco años, los pacientes activos tenían 28% menos riesgo de que el cáncer regresara; y tras ocho años, 37% menos riesgo de fallecer. Una diferencia considerable considerando que muchos fármacos oncológicos se aprueban por beneficios incluso menores.
“Este estudio nos da una respuesta concreta para quienes preguntan ‘¿qué más puedo hacer tras el tratamiento?’: ejercítate con guía profesional, te sentirás mejor y vivirás más”, explicó el doctor Christopher Booth, autor principal del estudio.
Un cambio en la práctica médica global
Especialistas señalaron que estos resultados podrían cambiar las guías clínicas en todo el mundo. La actividad física no solo ayuda a mantener un peso saludable o levantar el ánimo; ahora también se sabe que fortalece el sistema inmune, reduce la inflamación y ayuda a evitar recaídas.
Desde Cancer Research UK hasta el sistema público británico NHS, los expertos coincidieron: “La evidencia es tan sólida que recomendar ejercicio estructurado debería ser parte de la atención oncológica estándar”.
Un estudio que evidenció mejoras en varios tipos de cáncer
Aunque el estudio se centró en el cáncer de colon, se observaron también beneficios en la reducción de cáncer de mama y próstata, lo que abre la puerta a nuevos estudios en otros tipos de tumores.
“La actividad física puede ser un cambio de juego en la recuperación. Desde caminatas hasta rutinas guiadas, el ejercicio ahora demuestra salvar vidas”, concluyó el profesor Charles Swanton.