Hace dos años el desierto de Atacama se convirtió en noticia en todo el mundo, un sinfín de prendas, juguetes, adornos, neumáticos y otros plásticos llevaron al sector a ser reconocido como uno de los basurales más llamativos de la moda fast fashion o moda rápida. El desierto de Atacama, conocido por su belleza surrealista y como un destino privilegiado para la observación de estrellas, se había transformado en un vertedero textil masivo.
"Chile es el principal importador de ropa de segunda mano de Latinoamérica, sin ir más lejos, como país importamos al rededor de 59 mil o 60 mil toneladas de ropa al año, de la cual al rededor de 20 mil se venden y el resto se va a vertederos de ropa", señala Tamara Ortega, directora de Fundación Basura en exclusiva para 24 horas.
Vertedero en el desierto de Atacama
Por ello, no son de sorprender los impresionantes montículos de basura que se forman en el lugar, los cuales mezclan trajes formales, uniformes de médicos y ropas escolares, de todo un poco. Si bien hay muchas de estas prendas que gracias al apoyo de distintas organizaciones, que ayudan a recoger las ropas, han encontrado un segundo uso, hay mucha que continúa tirada en el sector.
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El gran basural que sorprendió al mundo ya no existe como tal, pero existen varios más pequeños. Estos con toneladas de ropas que contaminan el entorno con microplásticos y los químicos de sus fibras que incluso penetran hasta las napas subterráneas del desierto.
"Lamentablemente, la ropa no tiene una gestión a nivel nacional para decir está es el camino que debemos seguir para poderla trabajar. Por eso va a parar al desierto, a estos microbasurales", agrega Ortega para 24 horas.
De hecho, la industria de la moda es uno de los mayores contaminantes del mundo, responsable de aproximadamente el 20% de las aguas residuales del planeta y alrededor del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero. El auge de la moda rápida ha exacerbado este problema, aumentando la producción de ropa de baja calidad que se desecha rápidamente. En promedio, cada consumidor compra un 60% más de ropa que hace 20 años, contribuyendo a la creación de 92 millones de toneladas de residuos textiles anuales.
Atacama Fashion Week (AFW):
Para contrarrestar la situación, Desierto Vestido se unió a Fashion Revolution Brazil y Artplan, una agencia de publicidad brasileña, para realizar un desfile de moda en medio de la basura y así concienciar sobre la realidad del sector, e ilustrar lo que se puede hacer con los desechos. Así fue como la Playa Cavancha se convirtió en el punto de encuentro para un desfile de moda, que mostró aquellas prendas rescatadas de los basurales del desierto en todo su esplendor.
Fueron más de 100 outfits los que desfilaron en el Atacama Fashion Week, los cuales fueron preparados por diseñadores y artesanos de la zona de Tarapacá. Diseños que se presentaron frente a un jurado compuesto, entre otros, por la famosa diseñadora española Agatha Ruiz de la Prada. Una pasarela de moda hecha de materia prima de vertederos.
Diseñadores y artesanos de Tarapacá
Para la creación de los vestuarios se hizo una exhaustiva búsqueda de vertederos en la zona. No sólo en Alto Hospicio, pues también hay otros lugares que tienen microbasurales. De ellos nacieron más de 10 colecciones de ropa, ideadas por destacados diseñadores y artesanos.
"Trabajamos con ellos (se refiere a artesanos y diseñadores) para que, además de crear una colección de moda colaborativa, esta también fuera sustentable y basada en el rescate de estas prendas. Nosotros como equipo fuimos a diferentes microvertederos en el desierto para que los diseñadores pudieran encontrar lo que necesitaban”, dice Johana Fernández, directora global de Innova y directora de diseño de la pasarela.
Un gran trabajo que tuvo su premio en el reconocimiento mundial y, sin duda, en los diseños de ropa que fueron presentados en la pasarela de alto estándar, la cual además otorgó pasajes para el Santiago Fashion Week, iniciativa destacada entre entendidos. A fin de cuentas, algo de esa ropa perdida en la basura fue puesta en valor en la ocasión.