Los nuevos registros del enfrentamiento entre un grupo de evangélicos y carabineros en Plaza de Armas evidenciaron el nivel de violencia con el que estos supuestos religiosos atacaron a la policía para evitar la detención de su líder, el mismo que quedó con arraigo nacional y prohibición de acercarse al carabinero agredido.
Cabe recordar que el pasado viernes un grupo de 70 supuestos evangélicos se enfrentaron a carabineros para evitar la detención de uno de ellos.
Los hechos se originaron luego de que un vecino se acercara a un grupo de carabineros que realizaba servicios en el sector para denunciar por la excesiva bulla. Según el coronel Claudio Pavez, prefectura Santiago Central, el bullicio era producto de la música a alto volumen que estaban utilizando personas que estaban predicando el evangelio.
Al respecto, los funcionarios se acercaron al grupo de creyentes en busca del líder, con la intención de pedirles bajar el volumen del parlante, ya que, de lo contrario, debían cursarle una infracción.
Sin embargo, la situación se tensó y ante la negativa, el uniformado le solicitó sus documentos al líder, pero éste, también se negó: "En ese momento que la persona se opone a entregar su identidad, es detenido por la ocultación de identidad y es en ese momento que se produce el forcejeo, con el fin de vulnerar la acción y evitar la detención de la persona", puntualizó el coronel.
"Fue necesario utilizar disuasivos químicos, gas, pimienta, por parte de los carabineros para poder disminuir el nivel de agresividad que tenían las personas", agregó.
De hecho, los creyentes comenzaron a abalanzarse en contra de los vehículos policiales para evitar que su líder fuera detenido.
"Se pintaron como evangélicos, pero para nosotros no son evangélicos. Nosotros los evangélicos no cometemos violencia contra la autoridad", expresó el obispo Emilio Soto, representante de entidades evangélicas y protestantes.
Finalmente, el líder de la agrupación religiosa quedó con arraigo nacional, firma mensual y la prohibición de acercarse al carabinero agredido, pero no de volver a predicar en Plaza de Armas.
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