Un estudio hecho por especialistas del Hospital Clínic Barcelona-IDIBAPS demostró que el trastorno de la conducta del sueño en fase REM aislado, que se caracteriza por pesadillas y conductas anormales, es un estado precoz de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
La investigación, publicada en la revista 'The Lancet Neurology', es la primera que confirma de forma detallada el vínculo entre este trastorno aislado de la conducta del sueño, con movimientos oculares rápidos (iRBD, por sus siglas en inglés), y la acumulación de la proteína alfa-sinucleína.
Esta proteína está implicada en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, la demencia con cuerpos de Lewy y la atrofia multisistémica (MSA).
Según informó el Hospital Clínic, la evidencia se obtuvo a partir del estudio en detalle de los cerebros y médulas espinales post mortem de 20 pacientes diagnosticados con iRBD.
Los hallazgos presentan un vínculo "claro" entre el iRBD y la acumulación de alfa-sinucleína en varias áreas del cerebro, de manera que los investigadores lo ven como "un signo muy precoz de neurodegeneración", destacó el recinto médico.
En este sentido, el estudio mostró que la identificación temprana del iRBD podría servir como un biomarcador clave para la progresión a alfa-sinucleinopatías (enfermedades que tienen en común un depósito anormal de esta proteína), lo que resulta importante en la detección precoz y en la intervención clínica.
El estudio, que ha recibido el apoyo de un Contrato de Investigación Avanzada Fundación BBVA–Hospital Clínic Barcelona Joan Rodés–Josep Baselga, fue liderado por el doctor Álex Iranzo, jefe de la Unidad de trastornos del sueño del Clínic y jefe del grupo Neurofisiología clínica del IDIBAPS, junto con el doctor Gerard Mayà, neurólogo e investigador del mismo equipo.
El iRBD es un trastorno del sueño caracterizado por pesadillas y conductas durante el sueño anormales, como gritar o dar puñetazos, asociadas a un sueño REM sin relajación muscular.
Este trastorno ya fue anteriormente considerado un precursor de enfermedades neurodegenerativas por este mismo grupo de investigadores, en una línea de investigación que se remota al 2006.
No obstante, hasta ahora se carecía de evidencias definitivas que pudieran confirmar su vínculo con trastornos mayores como el Parkinson o la demencia con cuerpos de Lewy.