El sarcasmo permite agregar matices necesarios en interacciones entre dos o más personas, suavizando los golpes de frases directas o agregando jugueteo a un cumplido, y si bien muchas veces se asocia a un coeficiente intelectual bajo, la ciencia descubrió que podría ser todo lo contrario.
Y es que un estudio de la Universidad de California llegó a la conclusión que el uso del sarcasmo, especialmente en adolescentes, es un signo tanto de inteligencia como de madurez.
¿El motivo? El sarcasmo requiere que el cerebro interprete el lenguaje en múltiples niveles, entendiendo que el significado literal de las palabras es diferente del significado pretendido.
Este proceso, según los investigadores, exige flexibilidad mental, lo que lo convierte en un indicador de habilidades cognitivas avanzadas.
Si bien los niños no desarrollan la capacidad de detectar el sarcasmo hasta una etapa más avanzada de su desarrollo, los estudios muestran que los niños menores de 5 años suelen interpretar los comentarios sarcásticos de forma literal, mientras que la comprensión del sarcasmo como humor o broma no surge hasta los 9 o 10 años aproximadamente.
Este crecimiento se alinea con el desarrollo de la "teoría de la mente", o la capacidad de captar los pensamientos e intenciones de otra persona.
En tanto, para los padres, los comentarios sarcásticos de sus hijos adolescentes pueden ser un recordatorio de su creciente madurez cognitiva. Si bien pueden parecer sarcásticos, reflejan una capacidad sofisticada para procesar el lenguaje y las emociones, una habilidad que les resultará útil en la edad adulta.