ChatGPT, el chatbot que cambió radicalmente la manera de aprender y trabajar, este jueves 30 de noviembre celebra su primer aniversario desde que OpenAI lo desveló. El software que sustenta a ChatGPT se basa en un aprendizaje automático que ha sido entrenado con millones de textos. El programa puede buscar respuestas en Internet o utilizar imágenes y documentos para su investigación.
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Estreno de ChatGPT
OpenAI estrenó ChatGPT el 30 de noviembre de 2022, un sistema conversacional que había sido entrenado en la infraestructura de Azure de Microsoft con el aprendizaje por refuerzo a partir de la retroalimentación humana, basado en el modelo GPT 3.5.
Dos meses después de su lanzamiento, ChatGPT ya había alcanzado los 100 millones de usuarios mensuales activos, y cerca de 13 millones de usuarios al día.
Funciones del ChatGPT: un avance extraordinario
En un comienzo, ChatGPT podía realizar tareas como responder preguntas y mantener una conversación realista con los usuarios. En poco tiempo sorprendió por lo naturales de sus respuestas y por su capacidad para generar y enlazar ideas y ser capaz de recordar las conversaciones previas.
Sus capacidades se han ido ampliando rápidamente, ahora admite entradas no solo de texto, sino que también imágenes o incluso la voz, y ChatGPT se ha conectado a Internet para ofrecer respuestas basadas en información actualizada, en tiempo real.
ChatGPT también han ido incrementado las tareas que realiza y más aun con el nuevo modelo GPT 4, como la codificación, la redacción de un subtítulo, análisis o una clasificación a partir de una imagen, redacción y gestión de un texto más largo, etc. Todo ello con una mejora general en la capacidad de razonar y seguir instrucciones.
Principales competencias del ChatGPT
La llegada del ChatGPT generó recelo en las empresas rivales. Principalmente Claude en el mercado comercial y a Llama 2 en el Open Source. Hablando de rivales, Google unificó sus dos divisiones dedicadas a la IA para para competir y superar el dominio de OpenAI y Microsoft en esta área, el que hasta la aparición de ChatGPT ostentaba de los equipos de Google Research y DeepMind.
El servicio de redes sociales Meta, por su parte, reconoció que había llegado tarde al desarrollo de su propia infraestructura de IA, pero a lo largo del año no solo se ha puesto al día, sino que ha lanzado nuevos productos con esta tecnología, que ha convertido en uno de sus pilares estratégicos.
Riesgos de la IA: Deepfake
La inteligencia artificial ha sido una gran ayuda para la realización de tareas simples y complejas en diferentes rubros, incluso, se habla de que podría estar amenazando a la especie humana. Pero todo tiene sus contras y la IA no está exenta de riesgos.
Los usuarios que utilizan la IA para diversos fines, pueden acceder fácilmente a la generación de vídeos y fotografías que simulan situaciones reales, o grabaciones que reproducen con gran realismo la voz de personajes públicos, lo que se conoce como deepfake. Estos materiales pueden ser utilizados para la promoción de noticias falsas, desinformación o manipulaciones de tipo propagandístico y pornográfico e incluso, fraudes financieros.
Lo malo es que diferenciar los textos o imágenes generados por una IA de los creados por seres humanos es cada vez más difícil, y todo apunta en algún momento sería prácticamente imposible.
Regulación de la Inteligencia Artificial
La regulación de la inteligencia artificial, aunque está marcha, no avanza tan rápido como la tecnología. A principios de año, líderes tecnológicos como Steve Wozniak (Apple), Jaan Tallinn (Skype ) o Elon Musk (Tesla) se unieron en una petición que buscaba paralizar temporalmente los grandes experimentos con inteligencia artificial (IA) por los riesgos que pueden entrañar para la sociedad y la humanidad, y trabajar junto a los legisladores para garantizar su buen uso. También alertó de los riesgos de la IA el CEO de OpenAI, Sam Altman, ante un posible mal uso de su chatbot.
Aunque queda todavía algún trámite para su entrada en vigor, se trata de uno de los primeros y más ambiciosos proyectos legislativos sobre IA en el mundo debido a que busca garantizar la seguridad, transparencia y trazabilidad de los sistemas de inteligencia artificial y diferencia a los operadores y proveedores en función del riesgo y sus obligaciones.