El padre de un hijo con TEA (Trastorno del Espectro Austista) envió una carta a un diario de circulación nacional para expresar su molestia con los músicos que se suben a los vagones del Metro de Santiago.
Pese a que por los altoparlantes del Metro recuerdan que está prohibido donar dinero a los artistas que realicen presentaciones durante los viajes, de igual manera es habitual verlos en las distintas líneas.
“Viajar con mi hijo en Metro se ha hecho insostenible. Mi hijo es autista, y junto con él debo sortear todos los ruidos estridentes”, acusó Carlos Iturra Mondaca en una carta enviada a El Mercurio.
En el texto relató la angustiante experiencia vivida durante un trayecto que junto al menor realizaron por la Línea 5, donde debieron bajarse del vagón en reiteradas ocasiones ante la presencia de músicos de distinta índole.
“Un recorrido que toma 20 minutos, finalmente lo hacemos en 50 minutos”, escribió el afectado.
“Es desesperante la falta de empatía. Incluso a uno lo miran feo por bajarse y no escuchar su ‘arte’. Ojalá se pueda tomar alguna medida para que los viajes en Metro sean realmente placenteros”, sentenció.
Revisa a continuación la carta completa:
Viajar con mi hijo en Metro se ha hecho insostenible. Mi hijo es autista, y junto con él debo sortear todos los ruidos estridentes.
Vamos a la estación Bellas Artes desde Vicente Valdés. Se sube un cantante de rap con música pregrabada que suena fuerte, monótona y molesta, y canta improvisando sobre lo que ve… nos bajamos en estación Pedreros.
Esperamos el siguiente, esta vez un reguetonero pone su parlante a volumen ensordecedor, mientras comienza con letras que prefiero no citar… nos bajamos de nuevo, en Rodrigo de Araya
Esperamos el siguiente. Esta vez sube una banda, con guitarras, batería y todo. Esta vez la “música” no es pregrabada, sino que directa desde los instrumentos, que da volumen para perder la audición o quedar con un pitido por un rato… nos bajamos en Parque Bustamante.
Esperamos el siguiente, y logramos llegar a la estación Bellas Artes. Un recorrido que toma 20 minutos, finalmente lo hacemos en 50 minutos.
Es desesperante la falta de empatía. Incluso a uno lo miran feo por bajarse y no escuchar su “arte”. Ojalá se pueda tomar alguna medida para que los viajes en Metro sean realmente placenteros.