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Estudios concluyen cuál es el horario ideal de la siesta y cuánto debe durar

Descansar durante el día puede afectar positivamente la concentración y rendimiento mental, además de disminuir los niveles de la hormona del estrés.

24horas.cl

Martes 11 de marzo de 2025

La siesta es una práctica que tiene varios beneficios para la salud, como mejorar la concentración, aumentar la energía y reducir el estrés. Sin embargo, para aprovechar al máximo estos efectos, es importante elegir la hora adecuada para dormir durante el día.

Y es que descansar durante el día puede afectar positivamente la concentración y rendimiento mental y disminuir los niveles de cortisol. De hecho, un estudio difundido por la Sleep Foundation de Estados Unidos destaca que las siestas pueden mitigar la fatiga diurna y aumentar la capacidad de completar tareas complejas. 

Además, la siesta se vincula con la salud cardiovascular y expertos sugieren que quienes duermen siesta una o dos veces por semana tienen un menor riesgo de sufrir infartos o derrames cerebrales. Mientras que los deportistas podrían experimentar mejoras en la resistencia, tiempos de reacción y rendimiento cognitivo.

EL HORARIO IDEAL DE UNA SIESTA

Sin embargo, la duración de la siesta es importante, por lo que un descanso de 20 a 30 minutos es ideal para evitar la sensación de somnolencia o "inercia del sueño". Si dura más de una hora, la persona podría entrar en ciclos de sueño más profundos y sentirse más cansado al despertar.

Estudios como el realizado por la NASA y la Junta de Seguridad en el Transporte de EE.UU. concluyeron que una siesta de 26 minutos mejora el rendimiento en un 34% y el estado de alerta en un 54%.

¿CUA´L ES LA MEJOR HORA PARA HACER SIESTA?

Para obtener los mayores beneficios, la mejor hora para hacer una siesta es entre las 13:00 y 15:00 horas, en un entorno tranquilo y durante un breve periodo de tiempo.

Este período coincide con un bajón natural de energía que ocurre en la mayoría de las personas debido al ritmo circadiano. Durante estas horas, el cuerpo experimenta una caída en los niveles de alerta, lo que hace que sea más fácil quedarse dormido.