Una presencia invisible se encuentra en todos los hogares del mundo y la mayoría lucha constantemente por acabar con ella usando diversos métodos, sin embargo, la ciencia llegó a la conclusión que su inexistencia podría traer problemas en un futuro.
Hablamos de los microbios, los que pueden ser tanto benéficos como perjudiciales y que tienen una influencia cada vez mayor en el microbioma, en la salud y en la enfermedad.
Según Jack Gilbert, profesor de la Universidad de California en San Diego, cada persona tiene su microbioma, configurado por una combinación de factores que incluyen la genética, el entorno y los hábitos de vida.
Como consecuencia de ello, nuestros hogares también tienen su propio microbioma: bacterias, gérmenes, virus y hongos que no solo proceden de nosotros sino, además, de los animales que viven en nuestra casa, del aire, del agua y del suelo.
El impacto en la salud y en la enfermedad de los microbios captó la atención de la ciencia hace años y de momento se analiza la relación entre nuestro ambiente microbiano casero con el funcionamiento del sistema inmunitario.
¿La higiene excesiva podría ser contraproducente?
Los expertos apuntan a que es un error común pensar que un hogar sano es un hogar sin microbios, un propósito imposible, pero fomentado por la reciente pandemia y alimentado por la publicidad de algunos productos de limpieza.
Y es que una adecuada exposición a los microbios educa el sistema inmune de cada persona para que no reaccione contra los estímulos inofensivos. "Una falta de exposición a antígenos diversos, en especial los microbianos, puede llevar a una desregulación inmune y a enfermedades crónicas", advirtió Gilbert.
Es más, la obsesión por la higiene excesiva que lleva al uso de productos antimicrobianos en casa no solo puede romper el equilibrio de un microbioma casero sano, sino que sus consecuencias pueden ser mucho peores, como debilitar el sistema inmunológico y provocar enfermedades.