La hipertensión es una enfermedad que afecta a 1.280 millones de personas de entre 30 y 79 años en todo el mundo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Chile, según registra la Organización Panamericana de Salud (OPS), más de 4 millones de personas sufren de hipertensión: aproximadamente uno de cada cuatro hombres y una de cada cinco mujeres.
Mayo Clinic explica que se trata de una afección en la que la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Con el transcurso del tiempo, es lo suficientemente alta como para poder causar problemas de salud, como una enfermedad cardíaca.
Tipos de hipertensión
Existen dos tipos de hipertensión: la primaria y la secundaria. La primaria, detalla la clínica, suele desarrollarse gradualmente en el transcurso de muchos años y no hay una causa identificable de ella.
La hipertensión secundaria, en tanto, es causada por una enfermedad subyacente. Tiende a aparecer repentinamente y causa una presión arterial más alta que la hipertensión primaria.
Síntomas
La OMS advierte que esta enfermedad "mata silenciosamente", puesto que no siempre va acompañada de síntomas o signos de alerta. Por lo mismo, especialistas llaman a medirse la tensión arterial cada cierto tiempo.
Sin embargo, enumeran algunos posibles síntomas:
- Cefaleas matutinas
- Hemorragias nasales
- Ritmo cardiaco irregular
- Alteraciones visuales
- Acúfenos o tinnitus
A su vez, la hipertensión grave puede provocar síntomas como:
- Cansancio
- Náuseas
- Vómitos
- Confusión
- Ansiedad
- Dolor torácico
- Temblores musculares
¿Cómo prevenir?
Desde la OMS entregan algunas recomendaciones para ayudar a prevenir la hipertensión:
- Reducir la ingesta de sal (a menos de 5 gramos diarios)
- Consumir más frutas y verduras
- Realizar actividad física con regularidad
- No consumir tabaco
- Reducir el consumo de alcohol
- Limitar la ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas
- Eliminar/reducir las grasas trans de la dieta
De no tratarse, esta enfermedad podría producir una serie de complicaciones, como daños cardíacos graves. Esto, dado que el exceso de presión puede endurecer las arterias, con lo que se reducirá el flujo de sangre y oxígeno que llega al corazón.