El cambio de hora del 2024 está marcado en el calendario el 6 de abril, señalando el inicio del horario de invierno. Este ajuste, que consiste en retrasar los relojes una hora, tiene como fin maximizar el uso de la luz natural y promover el ahorro energético. Sin embargo, este cambio no viene sin sus desafíos, especialmente en lo que respecta al sueño y el bienestar general.
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Francisca Ávila, médica cirujana y coordinadora académica de la carrera de Medicina de la Universidad de O’Higgins, subraya la importancia de una preparación adecuada para el cambio de horario oficial.
"Establecer una rutina de sueño regular es crucial, especialmente en las semanas previas al cambio de hora. Esto ayuda a minimizar el impacto en nuestro reloj biológico y facilita una transición más suave," explica Ávila.
Los desafíos del sueño y bienestar con el cambio de hora y la llegada del otoño
El ajuste horario puede provocar alteraciones en los patrones de sueño, desde dificultades para conciliarlo hasta desajustes en el ciclo sueño-vigilia.
Este período de adaptación al cambio de hora varía de persona a persona, pero generalmente dura de tres a cuatro días. Para algunos, especialmente niños y adultos mayores, este ajuste puede prolongarse un poco más.
"Es fundamental evitar los distractores antes de dormir, como la luz artificial intensa o el uso de dispositivos electrónicos, ya que pueden interferir significativamente con la calidad del sueño," aconseja Ávila.
Además, la especialista añade que si después de dos a tres semanas no se logra una adaptación adecuada, es recomendable consultar a un especialista.
Los grupos de riesgo frente a un cambio de horario
Además de los ajustes personales en las rutinas de sueño, Ávila señala la importancia de prestar atención especial a grupos más susceptibles al cambio de hora, como los niños, los adultos mayores, y aquellos bajo tratamiento para trastornos del sueño.
"Identificar y apoyar a estas personas es crucial para asegurar que el cambio de hora no afecte desproporcionadamente su bienestar," destaca.
Entre las recomendaciones generales, se incluye reducir la exposición a la luz artificial por la tarde y noche, practicar actividades relajantes antes de dormir, y mantener un ambiente de descanso óptimo, libre de ruidos molestos y con una temperatura adecuada.