No hay duda de que la fiebre del oro de la inteligencia artificial (IA) está en marcha. Tras el lanzamiento de ChatGPT, una plataforma de generación de contenido, por parte de OpenAI, empresa de investigación y desarrollo, otros gigantes tecnológicos, como Google y Alibaba, se han apresurado a lanzar sus propias versiones.
Desde Shanghái hasta Silicon Valley, se invierten decenas de miles de millones de dólares en nuevas empresas que se especializan en la llamada IA generativa, sector que, según algunos analistas, podría convertirse en una nueva burbuja puntocom.
La velocidad a la que los algoritmos reemplazan a los humanos a la hora de crear textos, código de software, música, video e imágenes de alta calidad despierta el temor de que millones de trabajos en todo el mundo puedan ser reemplazados, y que la tecnología pueda incluso comenzar a controlar a los humanos. Incluso Elon Musk, que ha advertido repetidamente sobre los peligros de la IA, ha anunciado planes para lanzar un rival de ChatGPT.
Integración en las empresas
Rápidamente, las empresas han descubierto formas de integrar la IA generativa en funciones como atención al cliente, mercadotecnia y desarrollo de software.
"Los próximos dos o tres años van a definir en gran medida la IA generativa", dice a DW David Foster, cofundador de Applied Data Science Partners, una consultora de datos de IA con sede en Londres. Foster señala que la IA generativa se está integrando en las herramientas que las empresas ya tienen, como Microsoft Office, por lo que no es necesario hacer grandes inversiones iniciales para obtener un beneficio significativo de la nueva tecnología.
Por otro lado, ChatGPT y plataformas similares aún están lejos de ser perfectas. En su mayoría ayudan en el proceso creativo, pero aún no están en disposición de sustituir a los humanos. Aunque están mejorando: en marzo de 2023, se lanzó ChatGPT-4, una actualización aún más inteligente, y se rumorea que la versión 5 llegará a finales de año.
Lluvia de millones para proyectos de IA
Una investigación llevada a cabo por el Deutsche Bank muestra que la inversión corporativa global total en IA ha crecido un 150 por ciento desde 2019. La cantidad de proyectos públicos de IA ha aumentado hasta casi 350.000 a fines del año 2022, con más de 140.000 patentes solicitadas solo en 2021.
Por su parte, las startups pueden enfocarse en adaptar las plataformas de IA generativa actuales para usos concretos, incluyendo curas para el cáncer, finanzas inteligentes y juegos. "Está surgiendo un nuevo mercado, un poco como cuando se abrieron las tiendas de aplicaciones [para teléfonos inteligentes]. Las pequeñas empresas emergentes harán un uso creativo de la tecnología, aunque no la hayan creado ellos mismos", dice a DW Tomas Ramge, autor e investigador de inteligencia artificial.
Hasta hace poco, EE. UU. había sido líder mundial en el desarrollo de IA, pero China e India se han puesto recientemente a la cabeza. Según el informe del Deutsche Bank, China es ahora responsable del 18 por ciento de todos los proyectos de IA de alto impacto, en comparación con el 14 por ciento de EE. UU.
El avance de China en IA
La cuestión es cómo un Gobierno autoritario puede sacar aún más partido a la IA para controlar no solo a su población sino también al resto del mundo. Hay quien piensa que este temor es exagerado, ya que los líderes de China tienen otras preocupaciones sobre el poder de los algoritmos.
"El Gobierno chino ha estado regulando la IA porque ve muy claramente que podría hacerles perder el control", dice a DW Max Tegmark, experto en IA y profesor del MIT. "Por eso están limitando la libertad de las empresas para experimentar sin freno con cosas todavía poco entendidas".
A Tegmark le más preocupa la carrera de gigantes tecnológicos occidentales por impulsar la tecnología más allá de los límites de lo aceptable. Por otro lado, el profesor del MIT señala que EE. UU. duda sobre introducir regulaciones, debido a la presión de los grupos de poder del sector tecnológico. Las repetidas advertencias sobre la necesidad de evitar la llamada carrera armamentista de la IA han caído en saco roto.
Por su parte, Europa lucha por igualar el hambre por la IA generativa de sus contrapartes tecnológicas de EE. UU. y Asia, debido a que los inversores son reacios al riesgo. "La misma vieja historia. Europa se está quedando atrás", alerta al respecto el investigador Tomas Ramge. Y explica: "Lo que Europa no es capaz de hacer es transferir el conocimiento de las universidades a las nuevas empresas de rápido crecimiento, conocidas como unicornios, que son las que, al final, pueden llevar la nueva tecnología al mundo".