“Hace un año nosotros venimos advirtiendo este número, no solo cómo aumenta, sino la proyección”.
Estas fueron las palabras del ministro de Justicia, Luis Cordero, en abril pasado en el programa Estado Nacional cuando se refería al incremento permanente de población privada de libertad en Chile.
En la ocasión el ministro afirmó que el país hoy tiene el número más alto de personas privadas de libertad en su historia.
El debate respecto al incremento de la población carcelaria está sobre la mesa hace meses, pero ¿cuánto han aumentado los presos en Chile? ¿dónde están los establecimientos más hacinados? ¿cuáles pueden ser las consecuencias de esta sobrepoblación carcelaria?
En 24Data analizamos los compendios estadísticos de Gendarmería de Chile en 10 años, para revisar con cifras los aumentos y ritmos de crecimiento en la población privada de libertad.
Lee También
- Casos de corrupción en Gendarmería: "En los últimos dos años desvinculamos a 318 funcionarios"
- Al menos 12 gendarmes heridos dejan desórdenes en Cárcel de Alta Seguridad
- Confirman muerte de una interna en cárcel de San Miguel: Gendarmería controló desórdenes posteriores
Aumento de población carcelaria a ritmo más acelerado
Según los compendios estadísticos que Gendarmería de Chile tiene disponible en su sitio web, al 31 de mayo de este 2024 habían 58.935 presos.
La cifra corresponde a la más alta en los 10 años analizados, exactamente un 27% más de personas recluidas en los establecimientos penitenciarios del país, respecto de 2014.
El gráfico anterior muestra que en ocho años (2015 a 2022) la cantidad de personas recluidas amentó poco más de seis mil personas en total; pero en los siguientes dos años la cifra dse incrementó a más de nueve mil.
El Director Dacional (s) de Gendarmería Víctor Provoste Torres, explicó a 24Data que el aumento de la población penal se debe a diversos factores, “que deben ser analizados desde una perspectiva de seguridad pública amplia, y con especial atención de los fenómenos asociados a la delincuencia, como las nuevas formas de criminalidad y la presencia de bandas de crimen organizado”, así como el perfil de las personas privadas de libertad – “más jóvenes, más refractarios y más violentos”- y los procesos migratorios del país.
El ex director de Seguridad Pública y académico de la Universidad de Santiago, Jorge Araya, señaló que la tendencia al encarcelamiento se debería "a la emergencia que el crimen organizado produjo en el país, tal alarma que se reaccióno con mucha fuerza desde todo el sistema".
Otro de los factores que se han barajado en la conversación es el uso de la prisión preventiva. Actualmente el 35% de la población recluida corresponde a imputados con la máxima medida cautelar. En 2020 esa cifra era del 27%.
El experto en seguridad Jorge Araya señala que el aumento en cinco años no deja de ser considerable, pero hace hincapié en que la prisión preventiva es necesaria con delicuentes peligrosos como son los del crimen organizado.
Sobrepoblación y hacinamiento en cárceles chilenas
A nivel nacional el uso de la capacidad de los distintos establecimientos penitenciarios es de 133%; es decir hay más internos que cupos, en lo que refiere a las personas que están las 24 horas encarceladas.
La ocupación por sobre lo que hay en infraestructura ha ido al alza constante.
En el detalle, de las 16 regiones que hay en el país, solo tres de ellas tienen menos población penal que espacios para recibir a personas recluidas.
Se trata de Tarapacá (90,9%), Biobío (99,4%) y Los Ríos (90,8%). Todas las otras zonas tienen más del 100% de ocupación.
El Director Nacional (s) de Gendarmería enfatiza en que la sobrepoblación en las cárceles chilenas no es un problema de los últimos años.
“La sobrepoblación de los establecimientos penales es una condición histórica del sistema penitenciario chileno, que principalmente afecta las condiciones de habitabilidad de las personas privadas de libertad, a lo que se agrega un crecimiento exponencial en los últimos meses, pasando de 42 mil internos a 54 mil en un período muy corto de tiempo”, dice Torres.
La autoridad señala que “si bien la sobrepoblación no necesariamente implica un peligro como tal, es necesario tener en consideración que, al conjugarse con determinadas condiciones -como una infraestructura deteriorada o insuficiente, un perfil de población penal refractario, recursos tecnológicos limitados, entre otros- puede de cierto modo condicionar procesos y procedimientos; por ejemplo, aquellos relacionados con una segmentación más fina, reducir la calidad de la intervención para la reinserción de las personas privadas de libertad, y eventualmente, aspectos asociados con la seguridad penitenciaria”.
Araya señala que en establecimientos carcelarios con sobrepoblación o hacinamiento, el peligro más grande que se corre es el del "contagio criminológico", es decir cuando delincuentes comunes dentro de la cárcel pasan a ser parte del crimen organizado.
Para evitar esto habría que tener "cárceles más especializadas, más sofisticadas" en las cuales se pueda segregar mejor a los tipos de presos.
El académico de la Usach también señala que la sobrepoblación puede provocar que en los próximos años organismos internacionales hagan reclamos formales a Chile por las condiciones de las cárceles.
En la Cuenta Pública 2024, el Presidente Gabriel Boric anunció la presentación del Plan Maestro de Infraestructura Carcelaria durante el segundo semestre de este año, con el objetivo de enfrentar el aumento de la población penal y su hacinamiento.
Con este plan se buscará habilitar más de 5 mil nuevos cupos, para sumar en 2030 12 mil nuevas plazas.
Además, se espera ampliar el uso de los inhibidores de señal de teléfonos en las cárceles; sistema que ya está operando en tres recintos penitenciarios de la región Metropolitana.
"Junto al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos hemos impulsado el Plan Nacional de Infraestructura Penitenciaria, que tiene por objeto ampliar la cantidad de plazas a nivel nacional, lo cual no había ocurrido desde el año 2012", comenta el Director (s) Nacional de Gendarmería Víctor Provoste Torres.