En Aysén, una iniciativa pionera está transformando el orujo de cebada, un subproducto de la industria cervecera, en un alimento sostenible para el ganado. Este proyecto, liderado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) con el respaldo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), busca impulsar la economía circular y fortalecer la ganadería regional.
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Innovación que conecta agricultura y sostenibilidad
El proyecto, denominado “Orujo de cebada: estrategia de conservación e inclusión”, fue presentado en las instalaciones de INIA Tamel Aike y ha logrado desarrollar formas viables de conservar este subproducto cervecero en ensilaje y pellets, asegurando su calidad nutricional para alimentar al ganado.
José Daza, investigador de INIA, explicó:
“El ensilaje es actualmente más viable económicamente que el pelletizado, aunque estamos trabajando en tecnologíasde secado para reducir costos y compararlo con alimentos concentrados disponibles en el mercado”.
Impacto en la región de Aysén
La representante regional de FIA, Deysi Rubilar, destacó que este proyecto aborda una necesidad clave en la región:
“En Aysén, donde el clima dificulta la disponibilidad de alimento animal en ciertas épocas, esta iniciativa genera soluciones concretas para los productores locales”.
Por su parte, el productor asociado Fabián Barrientos señaló los beneficios prácticos del proyecto:
“Gracias a este alimento, nuestras terneras han ganado peso durante el invierno, mejorando su rendimiento y asegurando una ganadería más sostenible”.
Economía circular en acción
El proyecto no solo tiene impacto en la ganadería, sino que también promueve una economía circular al reutilizar residuos de las cervecerías locales D'olbek y Caiquén. Este enfoque convierte un desecho en un recurso valioso, fortaleciendo la sostenibilidad en la región.
La jornada de presentación incluyó un recorrido por el laboratorio y las instalaciones de secado, donde se mostraron los avances tecnológicos que hacen posible este cambio.
Un modelo para el futuro
Con iniciativas como esta, INIA y FIA están sentando las bases para un modelo de agricultura sostenible, adaptado a los desafíos climáticos y productivos de regiones extremas como Aysén. Este esfuerzo combina innovación, transferencia tecnológica y compromiso con las comunidades locales, marcando un precedente en la búsqueda de soluciones sostenibles para la alimentación animal.