Sebastián Dávalos, hijo de la expresidenta Michelle Bachelet y quien se vio envuelto hace diez años en el Caso Caval, abordó la posibilidad de que su madre vuelva a postularse a La Moneda, tras los dos períodos que ejerció como mandatario.
Desde Girona, España, y en diálogo con El Mercurio, Dávalos fue consultado sobre si Bachelet sería la mejor alternativa del oficialismo de cara a las próximas elecciones.
Al respecto, señaló que "yo no sé qué está pensando la Presidenta, no lo tengo claro. Es una decisión de ella y no la voy a estar molestando o preguntándole qué va a hacer. Lo que sí creo es que, más allá de quién sea el candidato del oficialismo, acá se necesita hacer algo más profundo. Se necesita pensar en un proyecto de país, en cómo la coalición quiere a Chile en 10 años".
A lo anterior, añadió que "ella ha dicho muchas veces que hay que potenciar nuevos liderazgos y que hay que renovar la política, y yo estoy de acuerdo con eso".
En esa misma línea, reveló si ella le pregunta a sus hijos sobre las decisiones que debe tomar en la política. Sobre esto, Sebastián contestó que "nosotros somos todos mayores de edad. No tiene por qué preguntarnos nuestra opinión. Es una decisión que podrá tomar e informarnos en su momento. En algún momento nos informó, no me acuerdo, y probablemente nos dijo: 'Voy a hacer esto' y nada más. No es una consulta, y ella, mejor que nadie, conoce el ejercicio del poder, así que no necesita la opinión de gente menos versada que ella sobre el tema. No tiene por qué consultar. La Presidenta ha sido feminista toda su vida, por qué tiene que consultarle a alguien".
Finalmente, sobre el Caso Caval, aseguró que hace un mea culpa "gigantesco" en cuanto al "manejo comunicacional no fue el mejor. Hubiese hablado más para ser más claro en algunas cosas, y cuando empecé a hacerlo ya era demasiado tarde. Una de las razones por las que tomé el Magister en Marketing Político fue porque sentí que tenía muchas falencias relacionadas con las comunicaciones".
Finalmente, enfatizó que la crisis "afectó mucho en términos comunicacionales" al gobierno de la expresidenta, puesto que "acá había un problema netamente comunicacional, reputacional, de aprobación".