Este sábado retornará la esperada procesión del Cristo de Mayo a las calles de la capital, un evento que cuenta con siglos de historia y que se vincula al violento terremoto de 1647, que generó daños estructurales y cientos de muertos en Santiago, entonces Reino de Chile.
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Como ya está instalado en la cultura popular, hay un increíble suceso que da origen a esta tradición. En la Iglesia de los Hermanos Agustinos se encontraba la escultura del Señor de la Agonía –ahora conocido como Cristo de Mayo–, la cual resultó intacta ante el magno movimiento telúrico.
Pero lo inexplicable de esto es que la corona de espinas, que se encontraba en la cabeza del Cristo, se deslizó hacia su cuello, y aunque los religiosos de la época intentaron volverla a su lugar, esto les fue imposible.
Uno de los personajes que, según cuenta la leyenda, estarían vinculados a esta historia, sería Catalina de los Ríos y Lisperguer, apodada como "La Quintrala".
¿Cuál es su conexión con el Cristo de Mayo? Te contamos a continuación:
¿Quién fue "La Quintrala"?
Catalina de los Ríos y Lisperguer (1604-1665), conocida como la "Quintrala", fue una adinerada aristócrata de la época del Reino de Chile, hija de Catalina Lisperguer y Gonzalo de los Ríos. Este último un rico heredero de tierras.
El Archivo Nacional del Ministerio de las Culturas explica que su sobrenombre se debió a su "pelo rojo llameante" y que se destacó por ser extremamente cruel con sus inquilinos.
"La Quintrala" solía azotar y quemar a sus sirvientes, quienes en ocasiones morían bajo sus torturas, según indican los archivos de Memoria Chilena. También, fue acusada de envenenar a su propio padre cuando estaba enfermo, y de asesinar a un caballero de la Orden de Malta.
Si bien contaba con un extenso prontuario, siendo juzgada por más de 40 asesinatos, su gran fortuna la llevó a jamás ser castigada.
Conexión de "La Quintrala" con el Cristo de Mayo
Una de las leyendas –narrada por el antiguo historiador Benjamín Vicuña Mackenna– cuenta que, mientras se reconstruía la iglesia de los agustinos tras el fuerte terremoto de 1647, la escultura del Cristo de Mayo habría sido llevada a la casa de la Quintrala, debido a la estrecha relación que mantenía con dicha comunidad religiosa.
Supuestamente, mientras azotaba a uno de sus sirvientes, Catalina de los Ríos y Lisperguer habría cruzado miradas con Cristo, generándole una incomodidad que la llevó a mandar a retirar a la figura de su casa.
El episodio fue incluso tratado en la serie TVN (1987) de la Quintrala, en donde muestran el enfrentamiento entre la mujer y la figura.
Sea como sea que hayan sucedido las cosas, sí hay algo concreto: su testamento, que algunos consideran como la fuente de su arrepentimiento, legando gran parte de su fortuna con la esperanza de ser salvada en el purgatorio.
En este histórico documento, rescatado en el Archivo Nacional, la mujer les dejó una suma de dinero para ser gastadas "en la fiesta de nuestro padre San Agustín", con motivo de "la fiesta del santo Cristo que se celebra 13 de mayo de cada año, para que sea perpetua esta renta para siempre y se gasten en cada un año en dicha fiesta".