Con el final del verano y la vuelta a la rutina laboral, muchas personas se enfrentan al desafío de dejar atrás el relax de las vacaciones y reincorporarse al trabajo con energía y motivación. En la mayoría de las personas la vuelta a la normalidad laboral no supone ningún trastorno, en especial para quienes el entorno laboral es favorable y se compone de actividades gratas y creativas con un desarrollo de relaciones sociales satisfactorias.
Sin embargo, no todos lo logran, ya que muchas personas sufren del llamado “estrés post vacacional”, un proceso adaptativo a la vida laboral después de las vacaciones que, para algunas personas, puede resultar difícil.
Así lo explica Gonzalo Rivera, gerente general de la empresa Teamwork, experta en gestión de personas: “El empleo muchas veces está asociado a cosas poco gratificantes que se padecen, mientras que las vacaciones se disfrutan. Hay una dicotomía, donde todo lo negativo está en el trabajo y todo lo positivo, en las vacaciones”.
Sobre este punto, el experto señala que volver al trabajo después de las vacaciones incluye cambios de horarios, de obligaciones y de estilo de vida en su conjunto. “Hay una pérdida de algo grato, que es estar con la familia, lejos de la ciudad, por ejemplo, y eso provoca esta respuesta. Todo ello conforma un proceso normal de adaptación, que en algunos casos llega a ser más intenso y produce en quien los sufre molestias psicológicas y/o físicas”.
En esos casos, en que se producen cambios bruscos en el ritmo de las tareas diarias y el ambiente en el que se ha estado durante los días de descanso, muchas personas pueden sentir estrés y ansiedad, además de alterar el rendimiento habitual que se tenía en el trabajo.
Es por eso que es crucial adoptar estrategias para facilitar la adaptación y minimizar el impacto negativo en el retorno laboral. “Cuando se trata de regresar a nuestra vida laboral, debemos hacerlo con un regreso gradual permite a los trabajadores adaptarse progresivamente a las responsabilidades laborales y reducir la sensación de colapso o de que no podemos con todo, porque perdimos el hábito de responder a lo urgente”, advierte Rivera.
En este sentido, el rol de las empresas también es fundamental, en cuanto a facilitar a los colaboradores un retorno lo más llevadero posible. “La clave está en cómo abordan las jefaturas el retorno de sus colaboradores. El primer día debieran ser menos exigentes, preguntar por las vacaciones, escuchar en forma empática y compartir las emociones del trabajador. Eso disminuye el desagrado de volver a trabajar”, explican desde Teamwork.
De todas formas, las personas deben también tomar medidas para su propio bienestar. Es responsabilidad de cada uno conectarse con elementos que pueden ser positivos en el trabajo, como las metas futuras o las relaciones con los compañeros. Algunas buenas formas de relajarse son hacer actividades recreativas en la semana, regular nuestra alimentación, y compartir con nuestros compañeros experiencias mutuas, antes de pensar de forma ansiosa en todo lo que tenemos por delante a nivel laboral”, agrega Rivera.
Para ayudar a los trabajadores en este proceso, Teamwork comparte una lista de consejos prácticos:
Planificar el retorno de vacaciones con anticipación: Organiza tu retorno al trabajo con anticipación, No es recomendable volver de las vacaciones justo el día anterior a la vuelta al trabajo, sino que es recomendable volver un par de días antes, para prepararnos física y mentalmente para el retorno a la actividad laboral.
Establecer rutinas: Vuelve a tus hábitos poco a poco para evitar sentirte abrumado. Es ideal que los días previos a la reintegración al trabajo se retomen las horas de sueño y se recuperen esas rutinas que permiten tener un buen sueño con horarios regulares.
Lista de pendientes más urgentes y los que pueden esperar: En pocas palabras, priorizar. Después de días de desconexión, es complejo resolver todo de una vez. Por ello, lo ideal es tomarlo con calma y comenzar por aquellas tareas más urgentes, para luego seguir poco a poco con lo demás. A veces abrumarnos con tanta información puede ser más perjudicial que beneficioso.
Tomar descansos regulares: Programa pausas cortas durante el día para descansar y recargar energías.
Comunicarse con el equipo: Mantén una comunicación abierta con tus colegas y superiores para facilitar la colaboración y el apoyo mutuo. Mantener reuniones relajadas de inicio de ciclo, para definir y detallar los objetivos para el período que se inicia, los medios y las expectativas del equipo, puede ser de gran ayuda para evitar un regreso forzoso.
Cuidar el bienestar mental: Dedica tiempo a actividades que te relajen y te ayuden a manejar el estrés, como la meditación o el ejercicio físico. Practicar deportes, o actividades de relajación en intervalos regulares, eliminar pensamientos erróneos o ideas irracionales que puedan darnos ansiedad, son acciones a considerar.
Ser flexible: Sé comprensivo contigo mismo y con los demás, reconociendo que la adaptación puede llevar tiempo. Re aconseja empezar de manera gradual con la intensidad del trabajo, de menos a más intensidad, siempre intentando comenzar por las tareas más gratas.