Investigadores de la Universidad de California en San Francisco, afirman que esforzarse por aprender algo puede dañar físicamente las células nerviosas del cerebro.
El estudio fue publicado por Nature Neuroscience y su objetivo, en primer término, apuntaba a comprender el Alzheimer.
El artículo afirma que al momento posterior de que el cerebro esté activo, se pueden encontrar signos de daño al ADN dentro de las células cerebrales.
El daño en cuestión se denomina "ruptura de doble cadena" y refiere al episodio en que dos lados de la doble hélice se someten a una ruptura, escindiéndose la molécula de ADN en dos partes.
Pese a que el daño es reparado, la hipótesis de los investigadores es que las enfermedades neurológicas podrían derivar de la incapacidad de reparar el mentado daño a la velocidad necesaria.
El estudio experimentó con ratas genéticamente modificadas para imitar mutaciones asociadas al Alzheimer en seres humanos.
El resultado fue que los indicadores de daño al ADN incrementaban cuando las ratas estaban activas y, sobre todo, cuando tenían que explorar en un lugar desconocido para éstas.
Hasta un 40% de sus células presentaron signos de deterioro.
Sin embargo, aunque el daño más abundante se produjo en la circunvolución que está implicada en el aprendizaje y la memoria, éste debiera repararse en 24 horas y no debieran presentarse secuelas.