El fin de semana recién pasado murió uno de los emblemáticos personajes del barrio Lastarria, el "Divino Anticristo", pero antes de llegar a las calles con su carro de supermercado y sus revistas tuvo una vida normal, una ex esposa, un hijo, una polola y un trabajo.
En un reportaje publicado por The Clinic, Lilian, su último gran amor reveló cómo era la vida de José Onofre Pizarro Caravantes antes que la esquizofrenia lo transformara en otra persona.
Según cuenta la mujer que estuvo cerca de tres años con él, era un hombre guapo, inteligente, encantandor y caballero.
Se conocieron cuando él era profesor de computación y ella una alumna. El amor nació al final del curso, pero les bastó una salida para enamorarse. Pensaban casarse y comprar una casa en la rotonda Quilín, pero nada de eso pudo concretarse, ya que José comenzó a comportarse de manera extraña y agresiva provocando el fin de la relación. En ese entonces no se sabía de su enfermedad.
“Él era muy inteligente. Me acuerdo que siempre me decía que en el futuro la gente se iba a comunicar con aparatos chiquititos, del porte de la palma de la mano. Ahí, me decía, nos vamos a poder hablar, hacer cálculos matemáticos y ver fotografías. Tenía razón. Cuando aparecieron los celulares inteligentes me acordé inmediatamente de él”, contó la ex pareja del "Divino Anticristo".
Los primeros indicios de la enfermedad comenzaron a manifestarse como obsesiones en algún tema específico. "Me decía que el tiempo y el espacio no existían. Y estaba obsesionado con que habían planetas paralelos igual que el nuestro donde había una copia nuestra haciendo lo mismo que nosotros en la tierra. Yo lo escuchaba nomás, no le decía nada. Era bien tonta”, dijo Lilian, quien se recrimina por no haberse dado cuenta que se trataba de una enfermedad.
Cuando terminaron él intentó volver muchas veces, hasta que finalmente Lilian encontró un nuevo amor, en ese momento le regaló un libro junto a una carta bastante extraña.
“Aprendí que una cosa chica que habla y habla puede hacer daño a una cosa barbuda de 87 kilos. Aprendí que no es ridículo estar enamorado, sino que es rico.
Aprendí que chao.
Recuérdame con cariño, José”.
Esa fue la última carta de José antes de convertirse en el Divino Anticristo.
Luego de años Lilian se lo encontró en la calle y desde ahí siempre estuvo preocupada de él, lo iba a ver aunque él ya no la reconocía e incluso estuvo durmiendo algunas noches en la casa de la madre de su ex polola
"Andaba como un vagabundo cualquiera, desaseado, pero seguía siendo de alguna manera él: tenía su pelito largo pero cochino", recuerda
En el 2006 fue internado en una clínica psiquiátrica, pero no ayudó. "Ya era tarde para internarlo, no tenía sentido tenerlo encerrado”, afirma.
El "Divino" siguió viviendo en la calle hasta sus últimos días donde falleció producto de una hemorragia gástrica. Fue despedido por su ex polola y su hermana en el Cementerio General.
Revisa el reportaje completo aquí