Alimentarnos de manera saludable a fin de fomentar nuestro bienestar integral es un interés cada vez más generalizado.
Así, ha ido tomando protagonismo la nutrición consciente, con distintos tipos de pautas y corrientes según los gustos y necesidades de cada uno. En ese contexto, uno de los alimentos que están marcando tendencia son las bebidas vivas, por sus múltiples beneficios para la salud y por la amplia gama de productos y sabores que hoy se encuentran disponibles y las convierten en una buena alternativa frente a las gaseosas que tradicionalmente conocemos.
Las bebidas vivas son llamadas de esta forma porque contienen en su interior microrganismos vivos que son favorables para nuestro organismo y repercuten positivamente en la digestión, el fortalecimiento del sistema inmunológico, la mayor absorción de nutrientes y la reducción de la inflamación.
Esto se relaciona directamente con la flora intestinal, que es la comunidad de microorganismos (incluidos bacterias, virus, hongos y levaduras, entre otros) que habitan en nuestro tracto gastrointestinal y que desempeñan un papel fundamental en nuestro bienestar por su función nutricional, protectora e inmunológica.
“La flora intestinal no es algo estático, es posible modularla a través de la dieta que va teniendo efectos en las poblaciones bacterianas. Consumir bebidas vivas puede ayudar a promover un entorno favorable en este sentido”, comenta Raúl Piñuñuri, académico de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO), agregando que “la microbiota o flora intestinal descompone los alimentos que consumimos ayudando en la absorción de nutrientes, participa en la síntesis de vitaminas, como la vitamina K y algunas vitaminas del grupo B y además contribuye a la defensa contra patógenos dañinos, disminuyendo la probabilidad de infecciones y enfermedades”.
Si bien existen diversas opciones de hidratación vivas, una de las que ha alcanzado mayor auge es la kombucha, una bebida hecha a base de una infusión de té o hierbas y azúcar de caña que es fermentada por un cultivo de bacterias y levaduras, cuyos efectos en la salud ha sido ampliamente abordado.
Una reciente investigación dada a conocer por la Universidad de Georgetown, por ejemplo, concluyó que la colonia de bacterias y levaduras utilizada para la producción de kombucha podría ayudar a reducir los niveles de azúcar en la sangre para quienes padecen diabetes tipo 2.
Pero más allá de sus atributos funcionales “la kombucha es hoy una alternativa de hidratación entretenida pensada para todos, pues protege la energía y regenera el organismo con un sabor rico y versátil, apto incluso para preparaciones de coctelería”, asegura María Prieto, fundadora de Kombuchacha, startup nacional que marcó todo un hito al ser la primera kombucha en certificarse orgánica en Chile, y que además es vegana y libre de gluten.
Prieto comenta que cada vez son más los que prefieren bebidas vivas y eso los ha llevado a contar hoy con cinco sabores de bebidas ricas en probióticos naturales, incluidas opciones sin azúcar, siendo una de las favoritas en esta época la que incluye entre sus ingredientes el jengibre.
“Esta planta tiene muchas propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, favoreciendo a la salud de las personas. Además, se ha observado que modula la respuesta de la insulina y regula el metabolismo de las grasas”, señala el académico UBO.
En cuanto a la conveniencia de utilizar suplementos que refuercen la ingesta de probióticos, Piñuñuri indica que “si gozas de buena salud y no tienes problemas digestivos significativos, es posible obtener suficientes probióticos a través de una dieta equilibrada y alimentos naturales como la kombucha. En caso de haber otras afecciones relacionadas con la microbiota intestinal, puede ser necesario un suplemento indicado siempre por un profesional de la salud”.