Ya sea por miedo, desconocimiento o los mitos que la rodean, muchos temen a la hora de esterilizar a su gato o gata, aunque continuamente seamos testigos de campañas de tenencia responsable que la utilizan como una manera de controlar la población felina. Para entender aún mejor, la veterinaria Lina Sanz, directora del Instituto de Medicina Felina, nos explica las consecuencias para el bienestar de tu mascota.
Sobre la mejor edad para operar a tu mascota, la Sociedad Internacional de Medicina Felina es clara: los gatos y gatas deben esterilizarse antes de los cuatro meses de edad. A las 16 semanas se considera un procedimiento tardío. El peso mínimo para realizar el procedimiento bordea los 400 gramos, que generalmente el gatito alcanza a las tres semanas.
La doctora Sanz explica que “está totalmente comprobado que a esta edad la recuperación es mas rápida y los riesgos durante y post operación son menores. Es todo más fácil. Los gatitos no han desarrollado sus hábitos de acicalamiento, que es un gran problema después de los cuatro meses ya que, aunque ocupen un collar isabelino blando (el indicado para los felinos), tienden a lamerse, están incómodos y se estresan”.
Importante destacar, eso sí, que si un gato no se esterilizó a las 16 semanas, se puede hacer después, ya que siempre es recomendable esterilizarlo.
Mejor vejez
También debes considerar que el gato de casa tiene más expectativas de vida y, por ende, se expone a desarrollar enfermedades propias del paso de los años, las que podemos evitar con la esterilización temprana y, en el caso de las hembras, completa, es decir, de útero y ovarios.
“Cuando uno va a tener una gata, cuidada y casera, que espera que su esperanza de vida supere los 22 años, resulta improcedente sacar solamente los ovarios porque el útero está predispuesto a patologías, igual que en medicina humana”, explica la doctora.
Entre estas enfermedades se cuentan la hiperplasia endometrial quística, la ya mencionada piometra (infección en el útero), y los cánceres malignos. No se previene el cáncer mamario como sí lo hace en la perra. La disminución de la incidencia existe, pero es leve.
Gatitos más seguros
Además de los beneficios a largo plazo en la salud de tu mascota, al esterilizarlo pequeño se observa una disminución de costumbres típicas de los felinos, como el vagabundeo y las peleas. Eso incide en menores índices de atropellos, riñas, caídas de altura y enfermedades infecciosas.
Aclarando dudas y mitos de la esterilización
1.-Se debe aplicar a gatos y a gatas.
2.-Cuando se esteriliza al animalito antes de los cuatro o cinco meses, el cierre de los cartílagos de crecimiento de los huesos se retarda y crecen más. Por eso vemos ejemplares que, sin ser gordos, pueden llegar a pesar ocho o nueve kilos, porque son grandes.
3.-El macho castrado tempranamente suele ser más fino de cara. No va a tener la cara maciza, ni las mejillas redondas y gruesas, como se cree.
4.-La esterilización no está asociada ni a mayor riesgo de fracturas, ni de enfermedades del tracto urinario bajo. Tampoco a problemas conductuales.
5.-No necesariamente implica obesidad. Lo que ocurre es que tras el procedimiento debes adecuar la alimentación porque su metabolismo cambia. En el mercado hay alimentos especiales para gatos castrados, light o indoor.
6.-El gato esterilizado sale menos, por lo tanto es importante que en su casa tenga juguetes y torres escaladoras, por ejemplo, porque si se aburre se pondrá a comer. Hay que hacerle un hogar entretenido para que se active.
7.-No esperes que un gato agresivo cambie tras ser operado, ya que esa conducta tiene razones no relacionadas con las hormonas.
8.-Siempre se deben realizar exámenes de sangre antes del procedimiento, para ver su estado y disminuir los riesgos.
9.-Si bien en centros especializados se puede operar a una gata en celo porque tienen completos equipos de monitoreo, muchos veterinarios prefieren esperar a que se termine el ciclo para realizar el procedimiento y evitar riesgos de hemorragias.