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El boom de los hongos tibetanos

Curan enfermedades graves, deben ser regalados y conservados en recipientes limpios. Los hongos tibetanos sanan, pero necesitan de cuidados para no sufrir efectos secundarios.

Daniela Toro

Lunes 17 de diciembre de 2012

Los hongos tibetanos parecen ser más que una moda. Según cuentan sus devotos, sirven para sanar múltiples enfermedades, como cáncer, quistes en los ovarios, dolor de huesos, entre otros.

Además, mejoran el ánimo, ayudan a bajar de peso, controlan la ansiedad y son un gran aliado cuando se trata de tránsito lento.

La curiosidad que prima en este 'tratamiento médico' casero, es que los hongos deben ser regalados por otras personas, por lo que no implican un gasto económico y permiten continuar tomándolos durante el tiempo que se estime conveniente.

La masificación de estos hongos se produjo cuando la Madre Teresa de Calcuta los conoció en un viaje a China, y desde ese entonces comenzó a repartilos a quienes los necesitaran.

El ritual para criarlos y multiplicarlos implica lavarlos cada 24 horas, colarlos en recipientes limpios, evitar su contacto con cualquier tipo de metal y con el agua de la llave. Su conservación final debe ser en un frasco de vidrio -idealmente- y taparlos con papel secante.

Los hongos se alimentan con azúcar rubia, con chancaca o fruta dulce, ingredientes que también le aportan sabor a la mezcla.

CONTRAINDICACIONES

Su consumo está restringido para personas diabéticas, así como también quienes sufren de gastritis, úlceras o consuman inmunosuprespres.

La limpieza con la que se manipulan es un factor fundamental para evitar infecciones que pueden tornarse en severas, provocando incluso lesiones pulmonares o cerebrales.