A sus cortos 24 años, Cristian Lara ha conseguido crear y dirigir una empresa de impacto internacional, con la que ha ganado varios premios de emprendimiento. Pero para este oriundo de Villarrica, orgulloso de la "riqueza de las regiones" como él dice, su mayor éxito no es sólo el económico, sino el impacto positivo que están produciendo en la vida de personas necesitadas.
Lara estudiaba Ingeniería Civil Industrial, carrera que reconoce tiene abandonada, cuando fundó su emprendimiento. Reciclapp es "una aplicación que permite conectar a todo aquel que tiene material reciclable con recicladores de base", explica.
La idea surgió en un partido de fútbol. "Vimos cómo trabajaban los recicladores de base", recuerda, quienes buscan "en un tacho de basura las ganancias del día". Compararon esta realidad a los 'post-eventos', donde se generan kilos y kilos de botellas, latas y cartones. "Había un problema de conexión".
Decidió con un amigo trabajar en la aplicación, pero "ninguno de los dos reciclaba", confiesa humildemente, "así que tenía que ser algo muy sencillo" para que la gente lo usara.
EL VALOR DE LOS RECICLADORES
En algo más de un año, Cristian ha conformado su equipo con otros siete jóvenes profesionales motivados no sólo por el reciclaje, sino por dignificar "la labor y las condiciones de vida" de los recicladores, que se han convertido en una suerte de trabajadores de Reciclapp.
"Se estima que ellos recolectan el 60% del material que llega a las plantas", explica Lara, e insiste, "de lo poco que se recicla en Chile, la mayor parte lo hacen ellos. Y lo hacen en condiciones informales, precarias".
Llegar a ellos no fue fácil. Son, en la mayoría de los casos, personas con historias complejas; 'usadas' para "la foto" en campañas electorales, dice Lara, y acostumbradas a promesas que no se cumplen. "Aprendimos que cada vez que nos acercáramos, teníamos que llevarles medidas y proyectos concretos".
Alberto lleva 28 años recolectando cartón y latas en la capital
Alberto lleva 28 años recolectando cartón y latas en la capital
Uno de los recicladores más antiguos de Santiago cuenta por qué confió en Reciclapp.
Y poco a poco se fueron ganando su confianza mejorando su situación. Quizás la más significativa sea el incremento en el precio del material. "Por ejemplo, en el cartón, hemos conseguido que las plantas paguen a 60 pesos el kilo", en lugar de los 30 pesos anteriores.
Pero este incremento 'salarial' va de la mano de otra 'medida concreta': la creación de centros de acopio, donde pueden almacenar el material, cuando antes lo amontonaban en sus casas, "lo que es indigno".
Ahora están implementando un seguro, pues los accidentes son frecuentes teniendo en cuenta que circulan por la calzada con más de 100 kilos en un triciclo. Además, están trabajando para que puedan completar su enseñanza, pues "muchos de ellos no terminaron octavo básico".
Todas estas medidas revierten en la empresa; es decir, tener a los 'trabajadores' felices, a gusto en un lugar donde se preocupan por ellos y les mejoran su bienestar les hace 'fieles' a Reciclapp, y cumplen con las rutas y estándares establecidos por la aplicación.
APP CHILENA EN BOLIVIA
Reciclapp ya opera en La Paz y Santa Cruz, donde tiene a 120 recicladores de base inscritos. En Chile, trabaja con 200.
En cuanto al número de usuarios, "hay entre 500 y 1.000 inscritos", aunque matiza: "para nosotros, un usuario no es quien descarga la aplicación, sino quien declara más de tres veces material", cuyo mínimo es de 15 objetos en cada acción. Una condición estricta que genera un despegue lento de la herramienta, pues "somos el último país de la OCDE en el ránking".
Chile recicla el 1% de toda la basura que se genera. Sólo el 17% separa su material en diferentes contenedores, aún cuando el 90% de nuestros desechos podría terminar en un planta de reciclaje, según una encuesta de Adimark.
El creador de Reciclapp confía, sin embargo, en que la situación se revierta con la Ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor), por la que se obligará a empresas a hacerse cargo de los productos una vez terminada su vida útil. Pretenden colaborar con compañías como ahora lo hacen con los municipios. Tienen proyectos con consistorios de varias ciudades; especialmente, en regiones, donde la "conciencia ambiental", dice Lara, es mayor. Un motivo más para justificar su cariño hacia Chile, y no sólo Santiago.