El pasado 8 de julio el norte del país vivió un inusual fenómeno al ver cubierto gran parte de su territorio por una tormenta de arena.
El Observatorio de la Tierra de la NASA logró captar cómo se vio este suceso desde uno de sus satélites:
La Estación Espacial Internacional calificó esta tormenta como "inusual", destacando que los vientos de la región afectada "no contribuyen a desarrollar grandes tormentas de arena, en comparación a las que se ven en África del Norte o en Asia".
Según explica la entidad norteamericana, la cordillera de los Andes impide la formación de tormentas de arena en Chile, ya que bloque los vientos que surgen del lado este del continente y, usualmente, estos vientos se mueven hacia el océano Atlántico.
Sin embargo las investigaciones de la NASA han resuelto que el fenómeno se dio de manera natural. Todo indica que fuertes vientos trasladaron esa arena desde una colina elevada que se encuentra en una de las área entre los Andes y la costa del Pacífico.
De la misma manera, esa aglomeración podría haberse dado por los vientos catabáticos que se generan "cuando el aire entra en contacto con el suelo frío que está a gran altitud y se congela por la radiación".