Este martes 22 de abril se cumplen diez años desde la sorpresiva erupción del volcán Calbuco, ubicado en la Región de Los Lagos, un evento que transformó radicalmente el sistema de vigilancia volcánica en Chile. Tras más de cuatro décadas de inactividad, el macizo registró dos explosiones en menos de 12 horas, proyectando columnas eruptivas de hasta 17 kilómetros de altura y dispersando cenizas a nivel nacional e internacional.
La erupción comenzó a las 17:50 horas del 22 de abril de 2015, luego de apenas tres horas de señales sísmicas detectadas. El fenómeno afectó gravemente a comunidades cercanas, alteró el transporte aéreo, dañó infraestructura y provocó interrupciones en diversas actividades productivas.
Un hito para la Red Nacional de Vigilancia Volcánica
Según Álvaro Amigo, jefe de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica (RNVV) de Sernageomin, la emergencia del Calbuco fue un punto de inflexión para el país.
“Por primera vez se utilizó el protocolo ‘Reporte Flash’, lo que permitió entregar información clave en tiempo real al entonces ONEMI (hoy Senapred) mediante el sistema de radio P25”, explicó el especialista.
Amigo subraya que este caso, aunque inusual por su escasa señal previa, fue ejemplar por la respuesta técnica y operativa que permitió evitar consecuencias humanas de mayor escala.
Fortalecimiento de capacidades y tecnología tras erupción del Calbuco
Desde 2015, el monitoreo del Calbuco se ha reforzado significativamente. Patricio Aguilera, director nacional de Sernageomin, informó que la red de monitoreo pasó de contar con 2 a 12 estaciones, incorporando tecnología avanzada y sistemas de observación en tiempo real.
Además, se han establecido nuevas zonas de peligro y puntos de encuentro transitorio, que serán formalmente entregados en agosto próximo. Estos espacios deberán integrarse a los planes de evacuación de Senapred y a los programas municipales de emergencia, con el objetivo de mejorar la protección civil.
“Hoy podemos sentirnos orgullosos del sistema de monitoreo que hemos construido. Aún hay espacio para seguir perfeccionándolo e incorporar tecnologías de última generación, pero se ha dado un salto significativo en estos diez años”, afirmó Aguilera.
Preparación ante crisis volcánicas
Más allá del fortalecimiento técnico, las autoridades coinciden en que la mayor lección del evento de 2015 es la necesidad de mantener informadas y preparadas a las comunidades. La velocidad con la que se desarrolló la erupción demostró que, además del monitoreo, la capacidad de respuesta temprana y la educación preventiva son fundamentales.
En la actualidad, el volcán Calbuco se encuentra en el segundo lugar del Ranking de Riesgo Específico elaborado por Sernageomin, debido a su potencial eruptivo y la cercanía con zonas densamente habitadas. Una posición que no hace más que reforzar la importancia de mantener una vigilancia constante y una preparación activa.