A 20 años de cárcel fue condenado Eduardo Lagos, el denominado "asesino de la lavadora". El macabro homicida apuñaló a Diego Varas, de 21 años, y tras ello escondió el cuerpo al interior de un electrodoméstico en una casa de Quilpué.
Diego salió a jugar a la pelota y nunca volvió, según relataron sus padres.
"Este desgraciado no solamente me mató a Diego, mató a la familia", expresó Eric Varas, padre de la víctima, quien aún desconoce el móvil del ataque.
En tanto, la madre, Yasna Rodríguez, maneja una hipótesis: "No trabajaba, no había quién le diera comida, estaba solo en esa casa, entonces lo conmovió y (mi hijo) le prestó plata, es la única forma que yo siento el pudo haber llegado allí".
Pero lo más escabroso es que, durante los días de búsqueda, la mujer se encontró con el homicida a quien consultó por el paradero de su hijo.
"Yo lo encontré y él ya lo había asesinado. Me abrazó me dijo 'tía no se preocupe, Diego debe estar vacilando'".
Finalmente la justicia lo delcaró culpable por homicidio calificado, mientras que la comunidad, que los vio crecer a ambos en el barrio, recordó a Diego con un mural.
