Este martes 22 de marzo, se celebró a nivel mundial el Día del Agua, conmemoración que empezó a tener forma hace exactamente 30 años en la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro, propiciando que constantemente se instale el debate respecto de cómo poder utilizar de mejor manera el recurso natural.
No obstante, esta fecha llega en un período crítico para el país, pues Chile atraviesa la peor crisis hídrica de su historia. Prueba fehaciente de aquello es la realidad del lago Peñuelas, uno de los embalses más conocidos de la región de Valparaíso, ubicado a un costado de la Ruta 68, a 9 kilómetros al sureste del famoso puerto.
En 1952, la zona en la que se ubica el lago Peñuelas fue convertida en la reserva nacional Lago Peñuelas, la cual quedó bajo la administración de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), y fue declarada en el año 1985 como reserva de la biosfera por la Unesco. El embalse es actualmente operado por Esval S.A., la principal sanitaria de la quinta región.
Fue esta última institución la que advirtió hace casi dos meses la crítica situación de este conocido cuerpo de agua. El 8 de febrero, informaron que su volumen alcanzaba unos 170.000 metros cúbicos, un nivel insignificante frente a los 95 millones que acopió en su minuto. Es decir, estaba al 0,2% de su nivel en año normal.
Y es que las reservas de agua para la región de Valparaíso pasaba por un estado crítico debido a un déficit de lluvias del 75% y del 100% en nieve acumulada durante 2021.
Hace exactamente una semana, Conaf confirmó que de las 1.700 hectáreas ocupadas por agua que exhibía Peñuelas en 1997, considerado su máximo histórico, quedaba tan solo una. Por su parte, Esval indicaba que el volumen del embalse quedaba cifrado en 8.000 m3, equivalente al 0,01% de su capacidad.
Ariel Muñoz, académico del Instituto de Geografía PUCV, explicaba a La Tercera hace una semana que "el Lago Peñuelas se ha secado producto de esta sequía, pero también de la extracción de agua para incendios y del consumo de agua por parte de plantaciones forestales de rápido crecimiento establecidas hace varias décadas en la zona".
"Se requiere de una planificación a largo plazo, restaurando el bosque y la vegetación nativa, y poniendo límites a los usos que consumen mucha agua, como plantaciones forestales y cultivos agrícolas. Para esto el manejo integrado de las cuencas es fundamental", comentó.