El último reporte de calidad del aire de la Organización Mundial de Salud (OMS) situó a Coyhaique como la ciudad más contaminada de América, por sus altos índices de polución, ubicándola entre las 140 urbes con mayor contaminación del planeta. ¿La razón? El uso de la leña para calefacción. Pero, entre tanto humo de chimeneas, hay una luz de esperanza: la calefacción mediante geotermia, el calor de la Tierra. Gracias a un proyecto financiado por el Gobierno Regional de Aysén, a través de los Fondos para la Innovación y la Competitividad (FIC), el Centro de Excelencia en Geotermia de los Andes de la Universidad de Chile (CEGA) inició a fines de mayo la marcha blanca de un sistema de calefacción mediante bomba de calor geotérmica en el Liceo Bicentenario Altos del Mackay de la ciudad de Coyhaique. Este proyecto se suma a un invernadero y un secador de leña húmeda ya desarrollados en la región.
“Será una experiencia piloto que claramente no va a eliminar la contaminación de la ciudad, pero va a mostrar que es posible dejar de quemar leña para calefaccionar. Además, queremos mostrar que con fondos y políticas públicas se pueden hacer proyectos que usen el calor que tenemos bajo nuestros pies”, comentó Diego Morata, director del CEGA, institución que ha desarrollado otros proyectos en la región, como un invernadero geotérmico que permite cosechar hortalizas todo el año.
El proyecto en el colegio comenzó su ejecución en enero de 2018 y tiene una duración de dos años y medio. En noviembre se comenzó la perforación de un pozo para captar el agua subterránea. Los trabajos continuaron durante el verano de 2019 para instalar todo el sistema de calefacción de los primeros pabellones del recinto. La marcha blanca se inició el pasado 27 de mayo y se proyecta su plena operación a partir de agosto, mejorando las condiciones de confort térmico de los estudiantes con una energía limpia, eficiente, sin emisiones de material particulado y con un bajo costo de operación.
La iniciativa fue premiada este miércoles 17 de junio por el Congreso Geotérmico para América Latina y el Caribe (GEOLAC) –cumbre impulsada por el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo– como Mejor Proyecto de Impacto Social y Medioambiental de la región. La entidad, que reúne a autoridades públicas y representantes de la industria geotérmica de 15 países del continente, distinguió con este reconocimiento por segundo año consecutivo al CEGA, luego de hacerlo en el 2018 por el desarrollo del primer invernadero geotérmico de la Patagonia, específicamente en el centro Valle Verde de Gendarmería de Chile ubicado en Aysén.
¿Cómo funciona?
Este sistema geotérmico opera aprovechando la estabilidad térmica (de temperatura) del suelo a lo largo del año, posicionándolo como uno de los sistemas más eficientes del mundo en climatización. Existen distintos tipos de sistemas de calefacción geotérmicos con bomba de calor. En el caso de la escuela, el sistema a utilizar es un sistema abierto, que usa directamente aguas de pozo para extraerles temperatura, pasando por la bomba de calor, y devolviéndola un poco más fría.
La energía que se le quita al agua de pozo, con la ayuda de un compresor, se lleva al circuito de calefacción el cual es distribuido por las salas del colegio manteniendo así una temperatura de confort en ellas. La extracción de calor del pozo hace que por cada unidad de electricidad que consume la bomba de calor, ésta entregue cuatro unidades de calor.
Fases del proyecto y componente social
Para seleccionar el colegio beneficiario, el equipo del CEGA consideró varios factores. Lo principal fueron los requisitos geológicos que asegurasen la factibilidad del uso de la geotermia para calefacción. También se evaluaron las características del subsuelo en tanto posibiliten la entrega de energía basal; y además se consideraron las características sociales y el interés de la comunidad educacional que aseguraran una correcta ejecución del proyecto.
Así, se preseleccionaron cuatro colegios de la zona. Finalmente, el colegio escogido fue el Liceo Altos del Mackay, ubicado en el sector de El Claro, que cuenta con más de 300 estudiantes. Las once salas que se van a calefaccionar también fueron determinadas por una serie de estándares técnicos y presupuestarios. Actualmente el colegio se calefacciona por caldera y combustión lenta, y las salas que están más lejos de estas fuentes son espacios aquejados por el frío. Además, hay siete salas con estufas a leña que requieren una dedicación de tiempo para mantener el fuego encendido, siendo un elemento distractor en el aula; no pueden regular la temperatura, lo que a ratos implica mantener las ventanas abiertas exponiendo a profesores y alumnos a cambios de temperatura, sumado a la contaminación que se genera al interior del espacio.
Los profesionales del CEGA han trabajado con la comunidad escolar en talleres de difusión y, además, se está realizando una experiencia de ciencia ciudadana con los estudiantes, quienes están haciendo un registro de medición diaria de la temperatura y humedad relativa del aire dentro de la sala de clases, con el propósito de evaluar los cambios una vez implementado el sistema.
Por otra parte, está prevista la realización de un mural explicativo de la energía geotérmica dentro del colegio, proyecto que se está realizando en conjunto por los profesores, estudiantes, junto a profesionales del CEGA y artistas de la zona.
“La climatización (calefacción y enfriamiento) con geotermia no es una locura de la academia ni una fantasía futurista. Sabemos que ciudades como París o Munich utilizan recursos geotérmicos de mediana temperatura para calefaccionar barrios enteros. Sabemos que países con condiciones geotérmicas menos favorables que Chile han desarrollado masivamente bombas de calor geotérmico para calefacción domiciliaria. Es posible reducir e incluso eliminar la contaminación de nuestras ciudades cambiando la leña por sistemas de calefacción geotérmica”, concluyó Diego Morata, director del CEGA.