La respuesta a si el extinto tigre dientes de sable rugía como un gran felino o ronroneaba como un gato tiene más matices de lo pensado y puede depender de la forma de unos pocos huesos pequeños.
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Los gatos modernos pertenecen a uno de dos grupos: los "grandes felinos" panterainos, incluidos los leones rugientes, los tigres y los jaguares; o felinae "pequeños gatos", que incluyen gatos ronroneantes como linces, pumas, ocelotes y gatos domésticos.
Nueva investigación podría revelar el misterio del Tigre Diente de sable
"Hablando evolutivamente, los dientes de sable se separaron del árbol genealógico de los gatos antes que estos otros grupos modernos", dice en un comunicado Adam Hartstone-Rose, profesor de ciencias biológicas en la Universidad de North Carolina State y autor correspondiente de una nueva investigación que se publica en Journal of Morphology.
"Esto significa que los leones están más estrechamente relacionados con los gatos domésticos que con los dientes de sable", agrega.
"Eso es importante porque el debate sobre el tipo de vocalización que habría hecho un tigre dientes de sable se basa en el análisis de la anatomía de un puñado de pequeños huesos ubicados en la garganta", dice Hartstone-Rose. "Y el tamaño, la forma y la cantidad de esos huesos difieren entre los gatos modernos que rugen y ronronean".
Diente de sable: gatos que rugen y gatos que ronronean
Aunque la vocalización es impulsada por la laringe y el tejido blando de la garganta, no por los huesos, los anatomistas notaron que los huesos responsables de anclar esos tejidos en su lugar (los huesos hioides) diferían en tamaño y número entre los gatos que rugían y ronroneaban.
"Mientras que los humanos sólo tienen un hueso hioides, los gatos que ronronean tienen nueve huesos unidos en una cadena y los gatos que rugen tienen siete", dice Ashley Deutsch, estudiante de doctorado en NC State y autor principal de la investigación. "Los huesos que faltan están ubicados hacia la parte superior de la estructura hioides, cerca de donde se conecta con el cráneo".
"Debido a que los tigres dientes de sable sólo tienen siete huesos en su estructura hioides, el argumento ha sido que, por supuesto, rugieron", dice Hartstone-Rose.
"Pero cuando observamos la anatomía de los gatos modernos, nos dimos cuenta de que no hay pruebas realmente sólidas que respalden esta idea, ya que los huesos en sí no son responsables de la vocalización. Esa relación entre el número de huesos y el sonido producido nunca se ha demostrado realmente".